La jefa de la policía científica de la Policía Nacional de Asturias distinguida con el premio Mujer sierense del año

Cándida Vicente: «En nuestro trabajo la gestión emocional es muy importante: si quieres cuidar a otros has de cuidarte tú»

Cándida Vicente, en el patio de la Comisaría de Buenavista, en Oviedo
photo_camera Cándida Vicente, en el patio de la Comisaría de Buenavista, en Oviedo

Cándida Vicente ya está un poco más tranquila. No por su trabajo, que la obliga a estar en constante alerta, sino por el subidón en mensajes, muestras de cariño, revuelo mediático-somos unos pesados- y todo lo anormal que conlleva recibir un reconocimiento público: anormal, por poco frecuente. Ella misma, en su discurso tras recibir el premio Mujer Sierense 2024 de manos del alcalde de Siero reconocía estar viviendo un vaivén de emociones: «el día de la entrega era como estar en la ola, pero es que llevaba casi una semana recibiendo muchísimos mensajes de muchos compañeros, incluso algunos de ellos, a los que hacía muchos años que les había perdido la pista y que fueron tan sumamente amables de llamarme o ponerme un mensaje. Ahí me di cuenta de la trascendencia de lo que estaba ocurriendo».

Da la sensación de que Cándida Vicente Templado, jefa de la policía científica de la Policía Nacional de Asturias, es una de esas personas que pudo haber sido en esta vida lo que hubiera querido y el puesto al que ha llegado, en la época en la que ingresó en el Cuerpo, así da fe de ello. Oyéndola hablar, uno que es de radio por defecto, les aseguro que pudo haber sido una maravillosa locutora: dicción y voz le sobran: «la primera institución que abrió la puerta a las mujeres, en 1979, fue la Policía Nacional. En 1995 yo ya soy policía y, es cierto, que existían comisarías a las que aún no había llegado una mujer, como Getafe o Gandía (en las que yo estuve) en las que ni había instalaciones para nosotras. Yo nunca lo viví ni como nada malo ni discriminatorio: no las había porque no las necesitaban. Yo tuve muy buena acogida en estas comisarías y los veteranos me ensañaron muchísimo porque la calle es muy dura».

Con su hija Alba, que pronunció un emotivo discurso en la entrega del Premio
Con su hija Alba, que pronunció un emotivo discurso en la entrega del Premio

Desde aquella comisaría en Santa Coloma de Gramanet, en la que por primera vez fue mando, la situación de las mujeres ha evolucionado mucho, como no podía ser de otra manera: «para empezar en la comisaría de Policía científica a la que yo pertenezco prácticamente tenemos paridad en nuestro equipo. De hecho, la máxima responsable de la Comisaría general es una mujer, comisaria principal que se llama Carmen Solís, y en todas las unidades es tanto de investigación de escenas de delitos como de laboratorios de ADN hay mucha representación femenina. En Oviedo tenemos representación en todas las categorías: yo, como inspectora jefa, una inspectora, una sub inspectora y dos policías».

El día a día del grupo que dirige Cándida se mueve entre tomas de muestras, huellas ADN, inspecciones oculares, escenarios de un delito…: «de ahí sale todo, ese es el núcleo. Cuando hay un homicidio nos llaman y procesamos el escenario. Tenemos que intentar ponernos en la cabeza del delincuente e intentar saber qué es lo que ha hecho, distinguir si ese es el escenario del delito o es uno secundario, hacer la reconstrucción de la escena y buscar evidencias de que ese sospechoso está relacionado con ese homicidio y ha podido ser el causante».

Afortunadamente en Asturias no hay muchos casos de homicidios, pero la operativa es similar en casos de robos tanto de casas particulares como de establecimientos o de vehículos: «también, desgraciadamente, tenemos que acudir a escenarios en donde una persona ha decidido quitarse la vida. En todos esos escenarios, nosotros estamos allí».

Más en El Nora