Opinión

El Abuelo de Gimena

La Comarca de los Picos de Europa, geográficamente situada en el Oriente de Asturias (a ver si alguno se entera), da y dio  muchos políticos de envergadura potente.

Hoy escribo del abuelo de la vicepresidenta del Gobierno de Asturias, Gimena LLamedo, una rapaza que si a ese puesto llegó fue en gran parte gracias a su abuelo, Máximo Llamedo Olivera.

Gimena se crió prácticamente con sus abuelos Máximo y “la Paloma”, como su abuelo llamaba cariñosamente a su mujer.

Máximo Llamedo era un hombre socarrón, bueno y con demasiada picardía a la hora de jugar a los naipes. ¿Cuántas partidas habremos echado al tute hace décadas? También era compañero habitual Pancho, el de los vinos, al que le saqué un “rin tin tin” que decía: “Vinos Pancho, para quedarse tan ancho”.

Si no hubiera sido por su gran defensor y amigo y güelu, igual  hoy no estaba escribiendo de la vicepresidenta del Gobierno de Asturias

 Me pierdo y vuelvo a mi gran amigo Máximo, un hombre con muchísimo mérito, a quien allá por los años 60 del pasado siglo, le adjudicaron después de presentar los documentos necesarios la recogida de basura en Arriondas. Lo hacía con su carro, tirado por su caballo Romero y luego con diferentes camiones, llevándola al vertedero de San Andrés de Pilanegro, a las afueras de la capital del concejo.

 Segunda vez que me pierdo y vuelvo a escribir de una gran persona –el abuelo de Gimena– .

Los abuelos de Gimena fueron los que se empeñaron (nunca mejor escrito) en que su nietina estudiara y terminara la carrera de Psicología allá en tierras de Salamanca. Es decir, no mandaron a su nieta a cualquier universidad sino a la de Salamanca. Así, a Máximo y la Nena, cuando hablaban de su nieta Gimena, había que ponerles una “copina para que no se les cayera la babina”.

Máximo creó una empresa que tras su jubilación la heredaron sus dos hijos: Maxi  –el padre de Gimena– y Emilo, padre del gran campeón de piragüismo Milín Llamedo. Una de las pasiones del güelo de Gimena era “sus Rápidos” del alma, que luchó lo que no está escrito en los papeles hasta conseguir las magníficas instalaciones actuales del Club. Siempre me decía Máximo, en los comienzos políticos de su nieta: “Borjina, no-y des caña a la mi nietina, que tu yes muy malu cuando quies”.

Si no hubiera sido por su gran defensor y amigo y güelu, igual  hoy no estaba escribiendo de la vicepresidenta del Gobierno de Asturias. La última vez que la ví, la reñí porque iba y  venía de Oviedo en un coche grande y veterano. Hoy espero que esas dos horas de viaje diario, desconozco si vive en Oviedo, las pueda aprovechar para estar con su hijo y su paciente marido Toni. Si así lo hiciera, esas dos horas se las podría dedicar a la familia. La política es muy absorbente y puñetera.

Pues aquí concluyo escribiendo del abuelo de Gimena y su abuela. Dos grandes personas que ya no están.