Opinión

La Universidad tiene memoria

Siempre se dijo en los círculos menos partidarios de divulgar la memoria histórica de los represaliados por el franquismo que todo eso de los fusilados, las fosas y los que se exiliaron debería dejarse para los libros y para la Universidad, quizá con el propósito nada ejemplar de que no se hablara de ello y se entendiera lo que pasó después del golpe de Estado del general Franco como una cuestión sin demasiada relevancia para el conocimiento humano.

Ahora la Universidad de Oviedo ha recogido el guante y ha firmado un acuerdo con el Gobierno de progreso de Asturias para recuperar la memoria democrática y colaborar activamente en el mejor conocimiento de lo que sucedió en la época más oscura de la historia de España. El responsable de Ordenación del Territorio, que engloba entre sus competencias la memoria democrática, Ovidio Zapico; y el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, rubricaron el convenio que establece, entre otras cosas, la necesidad de localizar y dignificar a las personas desaparecidas durante el régimen tiránico de Francisco Franco y devolver a sus familiares el orgullo de haber sido parientes de los verdaderos y leales patriotas que defendieron el régimen legalmente establecido.

Las aguas vuelven, pues, a su cauce democrático. La Universidad cumple con su función de divulgación de la realidad y de la verdad histórica y los familiares de quienes sufrieron las penurias y los rigores del franquismo se equiparan a los de los vencedores de la guerra civil.

La sensibilidad del equipo de gobierno de la Universidad fue un factor fundamental para que esta colaboración pueda desarrollarse con total garantía, así como buscar los medios para desenterrar a los que aún permanecen en las cunetas, identificarlos y entregar sus cuerpos a los que fueron sus familiares y que están vivos, aunque gran parte de las personas que perdieron a sus parientes directos en aquella época o ya han fallecido o están en una edad demasiado avanzada.

Tanto los socialistas que presiden el Ejecutivo asturiano como Izquierda Unida, que está al frente de la Consejería que firmó el convenio de colaboración, coinciden en que se trata de un acto de justicia que se ha demorado en exceso por razones de poca calidad democrática, pero que ya va siendo hora de que las cosas cambien, porque llevamos más de 40 años de democracia y se han ocultado crímenes de la dictadura por miedo a romper el consenso de la Transición.

La Universidad, por su parte, explica el acuerdo como «acto de justicia» la recuperación de la memoria histórica y la reparación de la dignidad arrebatada a las víctimas de la guerra civil y el franquismo. El rector Villaverde destacó  que la Universidad, como motor del conocimiento en Asturias, tiene la «obligación moral» de contribuir en esta tarea. Villaverde recordó que ya el Claustro universitario aprobó en octubre del año pasado por asentimiento y con una cerrada ovación las medidas presentadas por la Comisión de la Memoria Histórica de la universidad que incluían, entre otras, la retirada del título de rector honorario a Franco.

Las aguas vuelven, pues, a su cauce democrático. La Universidad cumple con su función de divulgación de la realidad y de la verdad histórica y los familiares de quienes sufrieron las penurias y los rigores del franquismo se equiparan a los de los vencedores de la guerra civil, aunque estos últimos ya tuvieron todas las atenciones y los reconocimientos que no tuvieron los vencidos. Hora es ya de que se rehabilite a los auténticos demócratas y España se iguale a los países que tienen memoria. La Universidad ha cumplido con su obligación moral y los partidos progresistas han “conseguido sus últimos objetivos” civiles. La paz empieza ahora.