Pregonero de las fiestas de Nuestra Señora del Portal de Villaviciosa

Iñarra: «Protejamos nuestra Villa, nuestros pueblos y tradiciones. Protejamos nuestra Ría»

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photo_camera Alejandro Vega e Ignacio Alonso L. Iñarra.

El químico Ignacio Alonso L. Iñarra, natural de Bárzana de Seloriu (Villaviciosa), donde nació en 1953, es el impulsor del Grupo Social “Protejamos Nuestra Ría” y el encargado de pregonar las fiestas de Nuestra Señora de Portal de Villaviciosa, que arrancaban anoche en una abarrotada Plaza del Ayuntaminto (El Güevu), donde Iñarra reivindicó la protección de Villaviciosa y sus pueblos, pero muy especialmente de la Ría. Un primer paso de esa apuesta por la ría será «el proyecto de rehabilitación de Muslera que van a presentar el Ayuntamiento de Villaviciosa y el Principado de Asturias», recordó el pregonero.

Pregón íntegro de las Fiestas de La Portalina 2024

Aunque estoy aquí a nivel personal, me siento representante de un grupo de personas que, de una forma u otra han colaborado en que el pregón de este año esté especialmente dedicado a la protección de la ría de nuestra Villa. Personas de aquí, o que no han visto nunca la ría en persona, que viven en lugares lejanos y que han respondido a nuestra llamada de ayuda aportando diseño, ingeniería, ciencia, conocimiento o trabajo de campo. Hoy las personas que nos estén aquí escuchando y las que vean mañana nuestro aplauso, todas ellas, sentirán el orgullo de ver reflejado en mis palabras, su trabajo altruista y dedicación en favor de la ría.

En la aldea de Santamera hay un bar, un chigre, a donde íbamos a jugar a les cartes Ernesto el relojeru, Manolo el de Amado, Juanin el de les llámpares y un servidor.

En aquel bar jugábamos a la brisca y al tute subastao y bebíamos sidra o gintonics, sin medida, para compensar a aquella probe muyer que nos tenía allí hasta les tantes dando voces y espatexando.

El otru día me dijeron que había abierto de nuevo el bar y fui a mediu día con la muyer y unos amigos a tomar un vermú y un pocu sidra. Para mi sorpresa nos ofrecieron corquetes caseres de jamón y de picadillo, heches en casa por la abuela ...

Al día siguientes recorrimos la ría en lancha hasta Puente Huetes para los quehaceres que nos ocupan, de llendar, pensar y trabajar para proteger la ría.

Acabamos comiendo fantásticamente en un restaurante de primera, situado en la trasera del Congreso, donde ya hace mucho tiempo, nos reuníamos la pandilla todos los años unos días antes del Sella.

Si hoy me preguntasen que me prestó más, no lo dudaría, les croquetes.

Diba a pescar al pedreru de Luces con mi amigu Fren. Su suegru, Manolo el de La Rasa, ya pescaba oricios, pulpos, maragotes, lubines y unos moiles como panes de grandes, con una cañavera que tenía bajo el horru porque no-i cabía en el tendejón.

Bajábamos descolgándonos por un argallu con una cuerda que alguien mantenía siempre en orden, del argallu salían láminas de azabache entre aquel desorden de tierra y piedres a puntu de caer.

Pescábamos o no, pero disfrutábamos de ser amigos, de fumar un pitu con los dedos de pescau, de comer con les muyeres en pedreru o de les palices de andar por aquelles cuestes hasta llegar al coche ya de tardina con el pescau a recostin.

Tengo navegao por Ibiza y Menorca en el Yate del presidente de mi empresa, gamba roja sobre mantel de tela servida por la tripulación, langosta con Champán, camarotes de revista y días de navegación envidiables a todo lujo por el Mediterráneo.

Si hoy me preguntasen que me prestó más, no lo dudaría, el pedreru y los moiles.

No me di cuenta hasta pasados seis años. Cuando ocurrió la inundación había estado comentando con el llevador de la finca de Muslera, que tenía les vaques pastando en aquel porreu y al que la pena se le reflejaba en el humor y en los ojos. Al principiu me quería echar de allí con cajas destempladas, hasta que le dije que lo que había ocurrido, la inundación que nadie impidió, me parecía un despropósito.

A principios de 2023 un día me colé en aquel fangal, con les catiusques, en bajamar. Anduve hasta la cuadra derruida y tomé un camín de piedra que acababa en un canal por donde desaguaba la inundación del porreo cada marea.

Todo encaja, es un tetris perfecto formado por la mar, la ría, los valles y los montes cubiertos de vegetación, y montañas de piedra en el horizonte de los picos. Todo esto es Villaviciosa, eso es lo que debemos proteger, conservar, mejorar, eso es lo que nos dará calidad de vida, generará un turismo de nivel y nos proporcionará riqueza.

Marcadas en la basa se veían las pisadas gráciles, de un corzo que había cruzado sin apenas hundirse, solitario. Lo reconozco, se me saltaron las lágrimas. Ese día decidí que iba a dedicar mi tiempo y mi esfuerzo a recuperar aquel magnífico paraje, destruido por el fango, desértico, donde había desaparecido la vegetación, los animales y el paisaje.

Un año y medio después, tras muchos artículos de prensa, entrevistas y trabajo, proyectando lo que queremos que sea el porreo de Muslera del Siglo XXI y contando siempre con el apoyo del consistorio de Villaviciosa al completo (sin diferencias políticas), estamos ilusionando a más gente, industriales, instituciones y sociedades científicas, así como gente próxima con la que hemos debatido y hoy compartimos intenciones.

El Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Villaviciosa presentarán el día 19 de Septiémbre un proyecto de Rehabilitación de Muslera. Se presentará al único instrumento financiero de la Unión Europea dedicado al medio ambiente y a la acción por el clima, el denominado Programa LIFE

Un proyecto que se desarrollará por etapas, que ayudará a resolverá los problemas de inundación de infraestructuras y bienes particulares. Dirigido a Renaturalizar el porreo inundado, generando un nuevo ecosistema que aporte variedad y enriquezca la Reserva Natural.

Un proyecto que dedicará parte de su desarrollo al conocimiento y disfrute de la naturaleza para locales y turistas, facilitando el acceso a nuevas zonas, centros de información, exposición, laboratorio de la naturaleza donde, por fin, se generará una nueva fuente de riqueza, de ciencia, de cultura y disfrute para Villaviciosa, a través de su ría.

Lo que os cuento del bar de Santamera, del pedreru, o del trabajo que estamos realizando para recuperar los porreos, son solo ejemplos de lo que tenemos a nuestro alrededor, lo que configura nuestra forma de vida, nuestro paisaje. Si tuviéramos que elegir, seguro que nos daba pena prescindir de cualquiera de los tres.

Aún recuerdo cuando de guajes pescábamos cambaros metiendo el brazu en les cueves, íbamos a la llende y dejábamos les vaques en prau, escapando al riu de Sebrayu a pescar anguiles a tenedor, embestíamos los balagares de hierba o nos protejíamos de la lluvia sentaos bajo la panza de una facina.

Hemos conocido otro mundo, otru paisaje, otres costumbres y hemos sido felices haciendo un tiragomes de avellanu o un carru con la caja de dulce de El Gaitero.

En aquellos tiempos no teníamos la suerte de poder ver nuestra Villa desde el cielo, recorrer la ría en un vuelo simulado o sobrevolar les mariñes desde Quintueles a La Busta.

Hoy es fácil imaginarnos volando hacia la ría desde la mar, dejando tazones brillando a la derecha y en la rada de Rodiles, lanches pescando calamar, lubina y xarda. Llegues al arenal que forma la duna del Bornizal en medio de la ría y Seloriu aparece a la izquierda, praos y más praos hasta la Ventalprobe. Y más pallá ocalitos con el Sueve detrás

Pases sobre Muslera, mires pa otru lau de la pena que da ... ves montañes a ambos lados... , y llegues a la Villa, plana, ahí abajo, formando parte de la ría, el centro de un hermoso valle, que está donde tenía que estar.

Tenía que estar ahí, donde el Románico encontró su cuna, donde sus moradores construyeron centenares de horros para salvar la cosecha de los ratones, les culiebres y la humedad. Tenía que estar donde los ríos desembocaben y la tierra era de viciu.

Donde los pumares dan eses manzanes perruñeres que tan buena sidra producen. Donde la sidra del duernu nos da diarrea y en las espichas comemos arenques pal secañu.

Culebreando por valles profundos, umbríos, llegamos a Valdedios o a Miravalles, rodeados de montañas que amparan un paisaje agreste, verde, invadido por mil plantas que crecen descontroladas subiendo a los árboles, como en una selva tropical.

Huele a mar, a cámbaros, a pación recién segada, ya no huele a cuchu, ni metemos la alpargata en el pozu del olin, porque las cuadras no son de 4 vaques, porque hoy la ganadería es extensiva, vive en los praos y no da leche sino carne, criada en un lugar envidiable y alimentada con los mejores brotes de pación y hierba fresca.

Todo encaja, es un tetris perfecto formado por la mar, la ría, los valles y los montes cubiertos de vegetación, y montañas de piedra en el horizonte de los picos. Todo esto es Villaviciosa, eso es lo que debemos proteger, conservar, mejorar, eso es lo que nos dará calidad de vida, generará un turismo de nivel y nos proporcionará riqueza.

Pero no olvidemos para qué estamos aquí, el pregón de las Fiestas nos permite observar parte de nuestra vida cotidiana, pero siempre debe concluir con una celebración de la festividad.

Y acordaos, protejamos nuestra Villa, nuestros pueblos y tradiciones.

Protejamos nuestra ría. Gracies