Tras un temporada alargada por la meteorología y de muchos montañeros, el Refugio de Urriellu cierra sus puertas hasta que pase el invierno. Un cese temporal que contempla un espacio para emergencias abierto al público para quienes se aventuren a subir a Urriellu en una época poco propicia para ello.
Tal y como nos cuenta Tomás Fernández, uno de los guardeses del refugio, esta habitación para emergencias a la que cualquiera puede acceder no reúne los servicios propios del albergue. «No tiene calefacción, por lo que quienes decidan subir tienen que estar muy bien equipados», nos cuenta, «tienen que llevar sus propios sacos de dormir. El espacio está en el exterior, a la izquierda del refugio, y está equipado con seis literas con sus respectivos colchones y mantas además de tener una zona para poner la cocinilla, toma de agua en el exterior.
Además, Fernández advierte. «Aunque no hay mucha nieve, el terreno está muy cristalizado, es hielo», asegura este guardés que desde hace unos días ha vuelto a su Sotres natal como cada vez que cierra Urriellu, «así que si a alguien se le ocurre subir, tiene que llevar crampones y piolers entre otras cosas y estar muy preparado físicamente... y tener mucho cuidado, no es una excursión. El trazado hasta el refugio se complica cada vez más si hace frío, por lo que hay que ser autosuficiente».
