El refugio de Urriellu, cerrado por temporada el pasado mes de noviembre, volvió a abrir sus puertas ayer. Dos de sus guardas, Tomás Fernández y Sergio Bada, ya están preparando las instalaciones para la llegada de la Semana Santa, una de las épocas del año en la que comienza la actividad montañera en el refugio.
«Lo primero que vamos a hacer es preparar una buena nota de caldu de gallina», comentaba Sergio a su llegada al refugio. Y es que, además de tener que palear la acumulación de nieve caída en estas últimas semanas, la temperatura en el interior era prácticamente la misma que fuera tras meses de inactividad.
Entre sus quehaceres de los próximos días no solo está poner a punto el refugio para las visitas y pernoctaciones. También tendrán que solucionar desperfectos provocados por la nieve y las tormentas invernales. Algo que ya tenían en mente ambos guardas antes de subir ya que en el porte, realizado en helicóptero, no solo había víveres sino también materiales para reparar una chimenea, placas solares pendientes de instalar y otros materiales para el mantenimiento general del refugio.
Además y como parte del recorrido que realizaron en helicóptero, ambos guardas quisieron comprobar el estado del camino de ascenso hasta Urriellu desde el aire. Y es que, más allá de atender a los montañeros, su papel es también servirles de apoyo, ayuda e información además de darles consejos sobre seguridad.