El Arzobispo de Oviedo vuelve a cargar tintas contra la actualidad en el Día de Asturias

Desde el caso Rubiales a calificar de «república de banana» el actual Estado de derecho
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photo_camera De izquierda a derecha: José Manuel González Castro "Pepín", alcalde de Cangas de Onís, junto a Juan Cofiño González, Presidente de la Junta General del Principado de Asturias, y Jesús Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo.

La misa del Día de Asturias en Covadonga no es, únicamente, uno de los actos más significativos del 8 de septiembre. También es ese día en el que Jesús Sanz Montes, Arzobispo de Oviedo, se convierte en coprotagonista, con permiso de la Santina, de la jornada por esas homilías en las que actualidad y opinión se dan la mano. Y, fiel a su estilo, este año ha vuelto a hacerlo una vez más.

Con la Basílica a reventar, Sanz Montes no dudó el ligar la fe propia de la celebración con una auténtica crítica a buena parte de los temas que hoy acaparan los medios. Si bien su homilía comenzó hablando de los incendios ocurridos en verano, hablando del fuego como «una metáfora de la vida», el "incendio" que provocaron las palabras del Arzobispo llegó después. Y es que monseñor hiló fino para llevar su discurso al encuentro de jóvenes cristianos de este verano en Lisboa, poniéndolos como ejemplo tanto de comportamiento ya que «en millón y medio de jóvenes, no se dieron borracheras ni destrozos urbanos ni violaciones en manada ni toneladas de basura tras su marcha» pero también de foro para intercambiar ideas.

Y ahí llegó el auténtico pildorazo. Uno que empezó ensalzando la figura de este foro juvenil en el que «tratamos de tantas cosas, también de la ecología de la que tantos hablan pero sin la carga ideológica de la Agenda 2030 ni el paseíllo manido por las pasarelas de tanta monserga vacía, aunque tan bien subvencionadas que terminan siendo subversivas», para acabar cargando tintas sobre el aborto o la eutanasia.

Hablar de ecología es hablar de que nos importa la vida, toda la vida, evitando caer en la trampa engañosa de salvar solo algunas floras y faunas calificadas por ciertas corrientes ecologistas que acaban siendo ecolojetas, mientras dejamos al pairo la vida humana más vulnerable: la no nacida aún o la que precipita su final con la ayuda matarife de una eutanasia legal

Rubiales y el feminismo formaron también parte de la homilía del Día de Asturias

Monseñor continuó con su hilada homilía hablando inevitablemente del tema del verano. Si bien no ha mencionado abiertamente el caso Rubiales, su alusión a la "Leyenda del Beso", una famosa zarzuela, junto a sus declaraciones han sido suficientes para conocer sobradamente su postura calificando de «recientes sainetes jaleados con estrategias calculadas» a todo el ruido mediático que se ha producido. «¿Dónde quedan las frivolidades teledirigidas durante días y días en noticias amañadas para distraer la atención, eclipsar las vergüenzas o manejar bajo cuerda pretensiones y apaños a cualquier precio y con la habitual mentira política?».

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Las autoridades ocuparon las primeras filas en el interior de la Basílica.

Un tema, el feminismo, que el Arzobispo tocó valiéndose de la figura de Irina, una ucraniana que conoció y de la que dio cuenta de su historia como excusa para disparar algún que otro pildorazo contra este movimiento igualitario. Para el Arzobispo, la figura de Irina es la de una mujer «no manipulada en su condición femenina, cuando tiene que afrontar los zarpazos más hirientes no dejándose arrastrar por tanto postureo, tanto empoderamiento y tanta zafia mediocridad». 

Como cierre a su homilía, Sanz Montes citó a Unamuno para hablar de la falta de consenso político asegurando «cómo cambiarían nuestras relaciones interpersonales e institucionales si mirásemos al otro con ojos que tienden manos fraternas (...) en lugar de levantar muros que nos separan, trincheras que nos enfrentan reabriendo heridas o manipulando la realidad con noticias falsas o malbaratando a capricho un Estado de derecho que nos asimilaría a una república de banana malhadada rompiendo la convivencia».

Cuando vivimos un momento así de crítico y delicado se me deslizan las palabras del gran intelectual que fue Don Miguel de Unamuno. »Me ahogo, me ahogo, me ahogo en este albañal y me duele España en cogollo del corazón»