José Antonio Piquero Fernández quiere recuperar el cuerpo de su padre para trasladarlo a Lieres

Homenaje en Vizcaya al sierense José Antonio Piquero Corujo, fallecido en 1937 y a quien su hijo busca desde hace décadas

José Antonio Piquero Fernández y sus bisnietos depositan flores en el nicho 45

La de José Antonio Piquero Fernández es una historia de lucha por la memoria democrática, por los derechos, por la justicia y por la reparación. Pero sobre todo es una historia de perseverancia. Desde niño ha querido saber qué le pasó a su padre, José Antonio Piquero Corujo, vecino de Lieres y que en julio de 1937, junto con otros combatientes asturianos, partió a luchar contra el fascismo en Cantabria y en el País Vasco.

Hasta hace unos años únicamente sabía que se despidió de su esposa, por entonces embarazada, y que cayó en combate en el País Vasco. Ahora, a sus 87 años y gracias a un grupo de familiares y personas allegadas que han trabajado durante años para lograr pistas sobre su paradero, Piquero está más cerca de localizar el cuerpo de su padre, al que no llegó a conocer. El trabajo por conseguir información ha permitido saber que fue abatido en la defensa del Monte Betaio, en Vizcaya, y que fue enterrado en el cementerio de Trucios. «Pasé muchas noches sin dormir por él, y ahora ya sé dónde murió y dónde lo enterraron en aquel momento; tenemos que seguir defendiendo los valores de la República porque si no, volverán los problemas», asegura Piquero que, este fin de semana, asistió a un homenaje sorpresa organizado para recordar los 87 años de la muerte de su padre.

El acto, en el que se depositaron sendos ramos de flores, tuvo lugar entre las trincheras que sirvieron de parapeto al ejército republicano y, posteriormente, en el cementerio, donde el esfuerzo de las personas que han intentado recuperar la historia de José Antonio Piquero Corujo lograron averiguar, a través de Gogora (el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos del Gobierno del País Vasco), que fue enterrado en el nicho 45, ubicado en una fosa que en la actualidad está cubierta con puertas metálicas y con signos de haber sido abierto.

Y es que el cuerpo fue exhumado y su paradero, por ahora, es desconocido. Pero Piquero no se rinde y el siguiente paso será trasladar todos los datos recogidos a la Dirección General de Memoria Democrática del Gobierno de Asturias para que realice una labor de investigación con el fin de encontrar los restos y poder trasladarlos a Lieres. “Quiero poder despedirlo con música de gaitas por todo lo que nos tocó estar callados», señala. Como antesala a sus deseos, durante el homenaje en Vizcaya también sonó la gaita.

En el acto intervino la concejala de Podemos Siero, Silvia Tárano, quien destacó «la importancia de rendir homenaje a quienes en este país lucharon por la libertad y por los derechos que disfrutamos hoy, personas que están viendo negado su derecho a dar una despedida digna a sus familiares asesinados por el fascismo».