POR ISOLINA CUELI

«Nos encantan las cenas en común de los albergues»

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Caminando a Santiago por el Norte

 

Tardaron casi dos días en llegar desde su domicilio a Irún, punto de partida del Camino. Proceden de Nueva Zelanda y Australia, dos países en las antípodas de España, pero donde el Camino de Santiago tiene un atractivo especial. Lo demuestra el hecho de que Larree Lust, funcionaria de correos, es la tercera vez que viene como peregrina desde su Nueva Zelanda natal. La primera vez fue en el año 2011 para hacer el Camino francés. En 2014 volvió con su esposo Robert y repitió el mismo itinerario. Este año regresó para caminar desde Irún a Santiago de Compostela, pero por la costa Norte. Para el año 2019 tiene previsto hacer el Camino Primitivo, desde Oviedo. En la mochila de Larree, además de las pertenencias propias de una peregrina que se va a pasar más de un mes caminando, no falta su flauta travesera bansuri, procedente de India. La toca en alguna iglesia, pero también en el camino: “es una forma de meditación y de reencuentro”.

Larree camina junto a su esposo Robert, tasador de profesión, que repite experiencia en España. Se toman el peregrinaje como una forma de conectar con personas de todo el mundo y con la naturaleza. Destacan el encuentro de la cena en los albergues: “la cena en común, en los albergues, es una vivencia perfecta. Nos encanta. Tenemos muy buenos amigos del Camino, desde Sudáfrica a Canadá o Japón”.

Larree y Robert se casaron hace 42 años y su intención es celebrar en Santiago ése aniversario de boda y el 61 cumpleaños de Robert.

Antes de ponerse en camino se documentaron sobre el itinerario, leyeron libros y guías, pero la realidad lo supera. Después de miles de kilómetros en avión hasta Madrid, con escala en Qatar, y varias horas de tren hasta Irún, “el camino nos compensa el sacrificio”

La tercera del grupo en Joanne Talbot, prima de Larree y procedente de Australia. Es enfermera de profesión y realiza su primer camino, “aunque no será el último”.

EL PASAPORTE DEL PEREGRINO

 - Nombre: Larree y Robert Lust y Joanne Talbot
 - País: Nueva Zelanda y Australia
 - Edad: 60, 61 y 60
 - Punto de partida del Camino: Irún

Los tres se sorprenden cuando se les pregunta el motivo que les impulsa a hacer el Camino. “No se trata de pensar, o es posible que si, pero hay que ir muy concentrado, para no perderse y para no caer”. Y los tres coinciden en que, a su edad, el Camino ya no les cambiará la vida, pero sí su manera de pensar. “A lo largo de este tiempo te das cuenta de lo poco que necesitas para vivir”, afirman.

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Son vegetarianos y no toman huevos, leche, ni sus derivados, “somos amigos de los animales” pero en el Camino han decidido que tomar yogurt, queso o huevo les puede facilitar las cosas a la hora de elaborar un menú, así que han flexibilizado su dieta. Con mucha prudencia preguntaban si podrían coger alguna de las manzanas que les salen al paso en su camino villaviciosino.

Les encantó visitar la playa de Rodiles y ver una parte de la Ría de Villaviciosa, así como comprobar que aquí, en la otra parte del mundo, también hay plantaciones de eucaliptos.

En su peregrinar alternan hoteles, hostel y albergues públicos o privados, según coincida la etapa. A su paso por Villaviciosa optaron por el Hostel-Albergue Villaviciosa, abierto hace tres años en esta modalidad de hospedaje, después de casi tres décadas como Hotel La Ría, y regentado por Roberto Valdés, autor de un programa informático para simplificar los trámites en el registro de llegada de viajeros. Se puede instalar en un móvil y el propio sistema envía la información a la Guardia Civil. Lo prueba en su establecimiento desde hace cuatro meses con la intención de comercializarlo.

A la salida de Villaviciosa, los caminantes se encuentran con varias sorpresas, como la fuente del peregrino, en La Parra; o el obsequio gastronómico que les ofrecen en Casquita, junto a la capilla. Por todas estas cosas, afirman, “el camino es único y la experiencia y el esfuerzo merecen la pena”.

¡Buen camino!

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Descansar y oxigenar los pies, fundamental para hacer frente a una nueva jornada.

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