OPINIÓN

La denuncia

Por mi parte la mano está tendida, porque un mal momento lo tiene cualquiera

 

El otro día, concretamente el jueves 18 de diciembre, ví que tenía tres llamadas de Maxi Llamedo, mientras carga el teléfono, así que lo llamé para ver qué quería.

En 19 segundos, que fueron los que tardé en colgar la “comunicación”, me insultó, amenazó y lo que usted quiera pensar. Máximo LLamedo es el dueño o codueño de Transportes Llamedo, concesionario entre otras cosas, de la recogida de basura en Parres y Cangas de Onís. A día de hoy no entiendo el motivo de la cantidad  de improperios. Por si fuera poco se despachó a gusto también llamando a EL FIELATO.

 Amenazar a un periódico en estos convulsos momentos que vivimos no es buena cosa, y amenazar a un Periodista mucho menos. Como es normal y, con mucha pena, cursé la pertinente denuncia ante la Guardia Civil, por si las cosas iban a mayores.

 Y escribo “con mucha pena”, pues yo tenía a este hombre por amigo. De esa manera lo he tratado durante años. 

Fui el primero en defender públicamente su negocio, pues estimo que a las empresas locales hay que ayudarlas, que ya tenemos bastantes empresas madrileñas de basura, alimentación o lo que sea. Siempre que encontraba alguna anomalía en su cometido como concesionario público del servicio de basuras en los Ayuntamientos de Cangas de Onís y Parres, lo llamaba para que se diera una vuelta y tratara de resolver el problema. Creo recordar que nunca utilicé EL FIELATO para denunciar cosas que estaban mal en su cometido, entre otras motivos, porque siempre me atendió como a un amigo y no como a un profesional de la comunicación.

 Escribo habitualmente que los Juzgados son lentos y tediosos. Los periódicos son más ágiles. No me gustan los pleitos y, bien asesorado por el bufete de abogados que lleva estos asuntos de amenazas a periodistas y medios de comunicación, me comentaron que una vez hecha la denuncia, la puedo retirar cuando lo estime oportuno.

 Esa es mi intención, es lo que yo quiero, porque no tengo el menor de los intereses de seguir con la acción judicial, y sí tengo mucho interés en tomar un café en mi casa de Fíos con el dueño de Transportes LLamedo. Quiero aclarar este mal entendido y con una disculpa a los lectores y trabajadores de EL FIELATO, me doy más que correspondido. Lo personal, lo mío no importa: los lectores y trabajadores de EL FIELATO sí son  INTOCABLES.

Por mi parte la mano está tendida, porque un mal momento lo tiene cualquiera y luego muchas veces te das cuenta que entre amigos (siempre lo consideré tanto a él como a su hermano Emilio), las cosas no se arreglan con amenazas.

 No se aún, por más que le doy vueltas, donde está la ofensa a la que se refería Maxi en esos 19 segundos tan lamentables en los que me repetía  ¿qué había escrito en ese panfleto? No puedo entenderlo, pero insisto: mi casa y mi café están esperando a Maxi, es la forma que yo deseo para resolver este asunto. Y esta vez, aunque con gran pena, lo tengo que escribir en este SU PERIÓDICO.

 

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