OPINIÓN

Las mentiras de Silverio Argüelles y el alcalde de Llanera

?Es de esos alcaldes que castigan a la prensa por ejercer su derecho a la libertad de expresión?

Ya está. He contado hasta diez. He tratado de tranquilizarme, aunque sin mucho éxito. Recibo un audio de un reciente pleno municipal de Llanera. La oposición (IU, PSOE y Foro Asturias) presentaban una moción conjunta relativa a medios de comunicación. Pedía la portavoz de Foro, Eugenia del Valle, que se incluyese EL NORA en el listado de medios de comunicación del Ayuntamiento de Llanera, tanto para hacernos llegar las notas de prensa como para tenernos en consideración en las inserciones publicitarias. Destacaba la concejala nuestra incuestionable difusión, ya que somos el periódico más leído en la Comarca del Nora, en parte porque somos el único que llega a las zonas rurales. Del Valle solicitaba al equipo de Gobierno que cese con su “discriminación” hacia esta cabecera. Creo que desde hace al menos unos tres años el Ayuntamiento no nos ha remitido un sólo comunicado o convocatoria de prensa ni ha realizado inserción publicitaria alguna en nuestras páginas.

“Ponemos publicidad en los medios de comunicación autonómicos y local, porque -que yo sepa- sólo hay uno. Ese es el criterio que hemos seguido siempre y es con el que vamos a seguir como equipo de Gobierno”, decía el portavoz del PP, Silverio Argüelles. Mire, Don Silverio, es usted UN MENTIROSO. Lo voy a cuatripitir, señor Argüelles, por si no lo ha entendido bien: MENTIROSO, MENTIROSO, MENTIROSO Y MENTIROSO. Ahora si quiere, me denuncia. Tanto a mi, como a este medio. Estaré encantada de enseñarle al juez las páginas y páginas de publicidad que el Ayuntamiento de Llanera insertaba en EL NORA, periódico COMARCAL, durante los distintos mandatos de José Avelino Sánchez. Ese no es el criterio que han seguido siempre, y lo sabe perfectamente. Usted, PEDAZO DE MENTIROSO, y todos nuestros lectores -sus vecinos de Llanera- son sabedores de que ustedes han sido anunciantes nuestros. Si lo desconoce, tendría usted que documentarse para acudir a un pleno. No sólo porque representa al equipo de Gobierno, sino porque los vecinos de Llanera pagan a sus concejales para que trabajen en favor de sus intereses y no para contar una trola tras otra.

Y cuando éramos pocos en el pleno -con Eugenia del Valle defendiendo el interés del concejo en aparecer en todos los periódicos- se “pone de parto” el lumbreras del alcalde. Dice José Avelino Sánchez que “aquí no hay ningún veto para nadie, será que sus corresponsales no trabajan”. Quiero excusar al regidor. Tal vez había comido o bebido de más y se encontraba indispuesto. En caso contrario, MIENTE COMO UN BELLACO. Este periódico lleva años sin recibir notas de prensa y lo sabe usted tan bien como yo. Por tanto, estimado alcalde, es usted un MENTIROSO supino. Me reitero: MENTIROSO, MENTIROSO, MENTIROSO Y MENTIROSO. Le invito, como antes he hecho con su delfín, a que me siente delante de un juez. Le mostraré al magistrado de buen grado cientos de correos y convocatorias en los que no aparece EL NORA como destinatario, y sí los correos electrónicos del resto de periodistas y medios. 

No contento con faltar a la verdad, dice usted que nuestros “corresponsales no trabajan”. Me obliga usted a defender el honor y la profesionalidad de mi compañera Patricia Alperi, que lleva más de 15 años en esta casa. Mire, Don Avelino, podrá detestar usted a este periódico, e incluso a mi -que lo he dirigido y nunca me he mordido la lengua a la hora de trasladar a nuestros lectores sus correrías- pero que insinúe usted que Alperi es una vaga... le define como persona. Me consta que usted la aprecia y que siempre ha distinguido en el trato a dicha redactora del resto de las personas que hacemos este periódico. Fíjese que, más que molestarme, siempre lo he entendido. Patricia no es periodista de turbulencias como servidora, ni gusta de mojarse los pies cuando pesca noticias. Yo solía regresar a la redacción chorreando de los pies a la cabeza. Patricia le ha hecho decenas de entrevistas, acompañado en tropecientas inauguraciones, ha tratado de mantenerse al margen en esta guerra que usted nos ha declarado, ha intentado mediar para apaciguar... ¡Y usted se lo paga insinuando que es una vaga y responsabilizándola de que EL NORA no esté presente en los actos oficiales! Sus declaraciones son una auténtica canallada. Afortunadamente, las comisiones de fiestas, asociaciones, políticos y demás gente de Llanera que han conocido a Patricia Alperi saben de su entrega y valía. Sus palabras no sólo lo dejan en mal lugar ante los ojos de todas esas personas que tienen o han tenido contacto con mi compañera, sino que manifiestan de qué calaña es usted.

Después de soltar semejantes perlas, elevó el tono de sus falacias. Se refirió a EL NORA como un periódico “que está permanentemente chantajeando”. Falta a la verdad nuevamente. El chantaje es un delito y, si alguien de este periódico lo ha practicado, el alcalde debería acudir a los tribunales. He sido directora de esta cabecera durante dos años, ¿le he chantajeado alguna vez, pedazo de embustero? ¿En qué consistía el chantaje? ¿Por qué no me denunció? No puede ser usted más fulero. Recuerdo que cuando tomé las riendas de esta publicación me puse en contacto con usted y su jefa de prensa en reiteradas ocasiones. No me contestaban. Entonces fui a su despacho municipal. Su jefa de prensa y su secretaria, los dos rottweiler que custodian su puerta, me impedían verle. Yo insistía e insistía. Hasta que un buen día me las apañé para poder acceder a usted, reunido con algún funcionario. Dijo que tardaría horas en poder recibirme. Respondí que no tenía prisa. La espera fue larga, pero yo aguanté como una jabata. Hasta que no le quedó más remedio que hacerme entrar. ¿Recuerda lo que le dije, hace ya unos 5 años? “Avelino, tú eres alcalde de un municipio y yo ahora directora del periódico líder de la Comarca. Estamos condenados a entendernos. Creo que esta situación no es buena para el Ayuntamiento, ni para nuestro periódico y muchísimo menos para los vecinos de Llanera y nuestros lectores”. Fue lo primero que le espeté, textualmente. “Si algún día tienes algún problema con EL NORA -el que sea- me llamas a mi, que soy la directora”, concluí. En pocos minutos pusimos punto y final a las discrepancias. ¿Le pedí algo a cambio, Don Avelino? ¿Qué tipo de chantaje le hice? ¡Pero cómo puede tener usted la cara tan dura! Al poco tiempo, cuando yo abandoné el periódico, volvió a cambiar de orientación esa veleta que tiene usted por cabeza y regresamos a las andadas. Vamos, que al alcalde le dio una veletada sin comerlo... ¿ni beberlo?

Pero tal vez usted se haya explicado mal en el pleno o yo no haya entendido bien el sentido de sus palabras. ¿Para usted “chantaje” es marginar a un medio de comunicación por negarse a escribir al dictado? ¿Quería decir que hemos sido chantajeados, pero se le coló una “n” y pronunció “chantajeaNdo? ¿Es de esos alcaldes que castigan a la prensa por ejercer su derecho a la libertad de expresión? 

Habla usted de cuatro condenas a EL NORA. ¿Quiere que le enviemos un dossier con las condenas que arrastran los medios que usted considera “serios”? Le aseguro que son más de 4 en los 20 últimos años. En algunos casos, incluso, más de 40. Creo recordar, aunque no lo puedo aseverar con rotundidad, que ha sido la empresa editora quien ha sido llevada a los tribunales y esas sentencias hacían alusión a publicaciones de EL FIELATO, hermano mayor de esta cabecera. Sea como fuere, desde el año 2009 -momento en el cual fui nombrada directora y este periódico comenzó a elevar su nivel crítico- a esta parte no hemos recibido ni una sola denuncia. ¡Y mire que lo han intentado! ¡Dese cuenta de la cantidad de politicuchos que nos tienen ganas por haberles sacado los colores y destapado sus vergüenzas! NI UNA SOLA QUERELLA, señor alcalde. Ni una.

Quiero concluir tendiendo puentes. Sé que EL NORA y yo no somos santos de su devoción. Tampoco usted lo es de la nuestra. Pero sigo pensando exactamente lo que le trasladé hace un lustro: los ciudadanos de Llanera y nuestros lectores se merecen que nuestras relaciones sean cordiales. Ambas partes, usted velando por los intereses de sus vecinos y nosotros por los de nuestros seguidores, debemos realizar un esfuerzo para acercar posturas. Se necesita altura de miras. Y si considera que el entendimiento es imposible con “los de Cangas”, pruebe usted con “la de Londres”. Aún estando desvinculada de este periódico, sigo tendiéndole mi mano con las mismas condiciones que hace cinco años: ¡ninguna! Usted quiere a Llanera y yo a EL NORA. Eso debería bastarnos.