La opinión de Esther Canteli

Máximo y el K-4 de la fraternidad

La filóloga y periodista asturiana especializada en Turismo dedica unas líneas al desaparecido Máximo Llamedo


«Con él se cierra un ciclo familiar, deportivo y social»

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Máximo Llamedo fue el último eslabón vital de una saga familiar que ha hecho historia parraguesa, oriental y asturiana. Poco amigo del boato social, Máximo amaba la familia, el deporte, el Sella y la vida sencilla de su querida Arriondas. Discreto y eficaz, adoraba y manejaba a las mil maravillas el segundo plano. Era un trabajador infatigable, pero sin alardes ni aspavientos. Serio y riguroso.

Con él se cierra un ciclo familiar, deportivo y social. Formó, junto con sus hermanos Ramón, Antonio y Emilio un K-4 ejemplar, que ya quisieran para sí muchas selecciones internacionales de piragüismo. Los hermanos Llamedo fueron y serán símbolo de la excelencia parraguesa en el mundo: afables, con un alto sentido del deber y de la amistad, espléndidos, formales y cariñosos. Es verdad que en Arriondas nadie se siente extranjero y los Llamedo eran los mejores exponentes de esa filosofía vital.

Máximo era pilar clave de un K-4 armonizado, bien avenido, unido como una piña, que funcionó a las mil maravillas y que es un referente para todos los que creemos que una familia de verdad es un tesoro, un orgullo y una fuente de felicidad para uno mismo y para el entorno social y vecinal. 

No voy a inventar nada si digo que el deporte asturiano le debe mucho, pero hay que decirlo, sobre todo porque deja un vacío enorme. Hacen falta entusiastas y dinamizadores como Máximo, y lo cierto es que no vamos sobraos en este sentido. Él encarna una generación que lo tuvo muy difícil , y que salió adelante a base de lucha y esfuerzo sostenido en el tiempo y en el espacio, y es un ejemplo magnífico para quienes de ahora en adelante en su Parres natal y en Asturias tengan que tomar el testigo.

Máximo, Ramón, Antonio, Emilio…son los protagonistas de una historia cuando menos entrañable y enjundiosa. De una historia de esas que te llenan el corazón, que te hacen reír y llorar. Que te hacen vivir, y que le dan sentido a la vida. Que te hacen llegar a Arriondas, a cualquier hora, cualquier día, y sentir que estás en casa, que estás en familia, que estás protegido, que te quieren de verdad.

Personalmente tengo decenas de recuerdos de todos los Llamedo pero hay uno muy especial que quiero compartir con vosotros: el día que murió mi padre, antes de que diera tiempo a abrir las puertas del tanatorio allí estaban todos como un brazo de mar, casi como en formación militar, para dar lo que mejor sabían: cariño y apoyo.

Querido Máximo, me gustaba mucho cuando me llamabas Estherina. Poco puedo hacer ya para contribuir a tanta gratitud. Decirte que llevaré siempre conmigo la imagen, el ritmo y los valores del k-4 que más me ha impactado en mis vivencias deportivas, y que me gustaría que Parres y Asturias tuvieran un reconocimiento a los hermanos Llamedo como realmente se merecen. Porque la historia de Arriondas, el deporte y el Sella en el siglo XX y en los inicios del XXI no sería la misma sin ellos.