Algo muy importante está a punto de suceder en este pequeño pueblo del concejo de Parres. Un antes y un después del gran evento que se le avecina -en cuestión de muy pocos días- lo pondrá en boca de todos. Situado a 391 metros sobre el nivel del mar, es evidente que su nombre procede del latín confinium=límite, confín.
Muy importante es la estela que se encontró en la falda del Sueve, en una tierra de labor de Cofiño, en 1876 (ahora expuesta en el Museo Arqueológico de Oviedo) y que podemos situar en el año 265 de nuestra era. Esta lápida arenisca contiene una inscripción según la cual sabemos que era un monumento a los dioses Manes y que estaba dedicada por S. Corcia a la memoria de su hija adolescente Amia Celionica, fallecida con quince años, del clan Penios, siendo cónsules en Roma Póstumo y Victorino.
Por su proximidad con el Sueve la relación entre Cofiño y los asturcones es milenaria.Cuando Aníbal cruzó los Alpes camino de Roma sus tropas no sólo iban a lomos de elefantes, sino que en su comitiva se incluían asturcones, mucho mejor preparados para resistir las largas jornadas a través de las nevadas montañas y con poco forraje a mano. Los astures mantuvieron contra los romanos duros enfrentamientos ya un siglo antes de Cristo y aquellos caballos de escasa alzada, fuertes patas y color oscuro eran muy cotizados en el Imperio. En textos escritos de Plinio y de Virgilio ya aparecen citados estos caballos, junto con los astures llenos de confianza en los mismos y en sus coloridas armas. Ahí siguen -tantos siglos después- criados en libertad en las majadas del Sueve y sus aledaños, como una de las señas de identidad del Principado.
Otra seña de identidad –en este caso de Cofiño- es su iglesia del siglo XVIII, consagrada a San Miguel, con muy interesantes piezas románicas del siglo XII empotradas en sus muros, tal vez como recuerdo de la antigua iglesia medieval. Hay quien afirma que en su origen habría sido un convento levantado en el año 800 que -a su vez- se construyó sobre un templo levantado al dios Mitra, el mistérico dios del Sol que llegó a Roma desde India y Persia. Cofiño es punto de partida de muchos caminantes que se dirigen hacia el Sueve y su pico Pienzu (de 1.149 metros de altitud), tras casi tres horas de marcha.
Tenía Cofiño 409 habitantes en 1910 que -cincuenta años después- eran 277 y no llega actualmente a los 50 vecinos, siendo éste un fenómeno común de despoblación en todos los pueblos del concejo de Parres y de Asturias en general.
Jamás se hubiese imaginado Cofiño que -a comienzos del siglo XXI- iba a entrar en una época de transformación tan radical como la que está a punto de ponerse en marcha en los próximos días. De manos del Grupo Nature, un resort de lujo romperá los cánones del turismo no sólo en la comarca oriental, sino en Asturias. Un complejo turístico en un marco de asturianía y con un paisaje magnífico, donde se alternarán un hotel de cinco estrellas, dos restaurantes, Spa, relax, taberna asturiana, panadería, tiendas, cuadra, llagar, huerto, quintana, bosque y otros atractivos. Más de treinta trabajadores estarán al frente de este complejo bautizado como Puebloastur, ahora concluido tras casi tres años de obras desde que se colocó la primera piedra, el 12 de julio de 2013. Una imponente escultura numerada de Salvador Dalí en memoria del físico inglés Isaac Newton (descubridor de las leyes de la gravedad) preside el complejo. Toda una nueva filosofía de vida para un pueblo antiguo que, tras una fortísima inversión económica y el entusiasmo de personas que apuestan por conjugar la tradición y la modernidad, se pone ahora en marcha.
Han pasado más de 1.700 años desde la existencia de la adolescente Amia Celionica –cuya estela se descubrió en Cofiño- hasta Salvador Dalí, y el espíritu de ambos estará de alguna manera presente en Cofiño la próxima semana, cuando el pequeño pueblo parragués entre en una nueva época que lo transformará para siempre.
Fran Rozada es el Cronista Oficial de Parres
