FRAN ROZADA

A Propósito de Santa Rita

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Aunque San Martín es el único patrono y titular de nuestra parroquia desde hace más de seis siglos, Santa Rita es muy querida y celebrada desde hace 119 años. Siempre repetimos esto, para recordar a posibles despistados que Santa Rita no es la patrona, ni siquiera copatrona de la parroquia. Su misa y procesión en Arriondas siempre estuvieron muy concurridas, tanto por la asistencia de los propios vecinos como de devotos que acuden de otros lugares de nuestra comunidad. Después de 35 años sin procesión por las calles de la villa (como ya comenté en este semanario el pasado día 1 de abril), la Asociación de Profesionales del Comercio de Arriondas, en colaboración con el ayuntamiento de la villa y de acuerdo con el vicario local, han vuelto a recuperar esta tradición de cara al próximo viernes, día de esta santa italiana y fiesta local.
Costumbre muy arraigada es el acudir con rosas y -después de ser bendecidas- volver a llevarlas a los hogares. Cuando el concejo tenía más vida rural, la feria de ganado en Arriondas por Santa Rita era importante, al igual que sus romerías y verbenas, incluida la correspondiente hoguera.  El sentido de parroquia se mantiene en el tiempo, como una unidad en el espacio que tiene su centro en la iglesia. No deja de ser una entidad básica a efectos rituales, y en su entorno se celebraban las actividades religiosas y festivas. Antes se entendía la parroquia también como una unidad administrativa y política, y -por ello- se siguen manteniendo los alcaldes pedáneos, cuya figura a veces no valoramos como se merece. Las parroquias son, sin duda, entidades fundamentales en la configuración espacial de los asturianos. Cierto que su origen está en una división de tipo eclesiástico, pero hace mucho que ha sobrepasado ese tipo de organización. Hay muchos siglos de historia acumulados sobre la red de parroquias a lo largo de este viejo principado. Aquellas asambleas de vecinos o conceyos abiertos se regían por sus propias ordenanzas parroquiales, ejemplos de democracia directa. La dicotomía entre pueblo y parroquia dio lugar a confusiones, más terminológicas que reales. En nuestras parroquias perviven a través de los tiempos, a pesar de los cambios de culturas, ciertas tradiciones y costumbres, algo más que evidentes en cuanto a los cultos religiosos que, a pesar de sus innovaciones, persisten en su forma externa de manifestarse.
Tal cosa ocurre en el caso de las procesiones, ese cortejo solemne tan difundido desde las religiones paganas hasta el cristianismo. En España el mayor apogeo de la liturgia procesional tuvo lugar durante la Edad Media, subsistiendo actualmente y conservando todavía todo su valor en decenas de miles de pueblos y ciudades, como la procesión que esta semana se pretende rescatar para las calles de Arriondas. Desear desde estas líneas, por último, que este acto litúrgico se reanude con el mayor de los éxitos y así se vuelva a recuperar una tradición.

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