JOSÉ LUIS DÍAZ

?Consumidores o Ciudadanos?

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Siempre creí en la gestión pública de los servicios públicos. Siempre creí que aquellos a los que votamos deben gestionar los servicios públicos a los que los ciudadanos tenemos derecho y por los que pagamos impuestos. En Ribadesella el alumbrado público, el agua, la basura, el aula joven… están gestionados por empresas privadas. Nuestro municipio parece una “unión temporal de empresas”, a las que los vecinos nos dirigimos cuando uno de esos servicios públicos fundamentales no funciona, o funciona mal. De hecho ya se ponen los números de teléfono al alcance de todos para que se llame a una hora y a tal o cual empresa. En Ribadesella se acabó la legislatura pasada blindando un contrato privado de gestión, y se inicia otra con la privatización de la gestión del Aula Joven por 45.000 euros. ¿Qué pinta en todo esto el Ayuntamiento, qué gestiona si es incapaz de gestionar 45.000 euros? ¿Qué somos: ciudadanos o consumidores?

He podido contrastar distintos datos objetivos: informes del Tribunal del Cuentas, distintas conversaciones con empresas privadas de este tipo de actividad, ayuntamientos que ofrecen gestiones directas de los servicios… y todos ellos me llevan a pensar que la gestión pública es más barata, más rentable. Es decir si la gestión del agua, por ejemplo,  fuese pública, saldría más económica y por tanto se podrían bajar las tasas por las que pagamos el uso y la gestión del agua a una empresa privada. Y esto no se quiere hacer. 

Toda empresa persigue las máximas ganancias posibles (cosa normal), mientras que el servicio público garantiza el bien común porque es lo único que persigue ya que no tiene otro objetivo ni su fin es el económico. Pero de igual modo no niego una racionalización del sector público que logre más eficacia, que tenga más dotación presupuestaria, más profesionalidad, más renovación de equipos, más inversión en los mismos, más garantías en formación de personal… Los ciudadanos necesitan confiar en los servicios públicos y en la gestión pública de los mismos para poder confiar en que son ciudadanos y no consumidores. 

Lo importante de los servicios públicos no es sólo lo que hagan sino cómo la gente se siente sobre lo que hacen, no deben convertirnos en consumidores sino garantizar que somos ciudadanos. 

 

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