BORJA

Gracias

Soy periodista, y los periodistas vivimos por y para el lenguaje.

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Intervención de Borja en la celebración del XXV Aniversario de EL FIELATO:

Buenas tardes, sed todos bienvenidos a este aniversario. Me alegra mucho ver a tantas caras conocidas en un día especial como este. Permitidme que lea unas palabras, las cuales, espero, les hagan entender lo importante que es para mi que estén ustedes aquí hoy acompañando a El Fielato.

Soy periodista, y los periodistas vivimos por y para el lenguaje. Es el vehículo que utilizamos para contar lo que vemos, lo que nos preocupa, lo que pasa…. Siento verdadera adoración por las palabras que forman un idioma y por aquellos que tienen la capacidad de ordenarlas de ese modo que consiguen transmitir el mensaje sí, pero con belleza y ritmo. A veces en prosa, a veces en verso, a veces en una novela, a veces en un periódico.Y en este amor que siento por el lenguaje me he encontrado con un fenómeno que parece importado de la economía, de esa de la que tanto se habla en los tiempos de crisis, la devaluación. ¿Quien no se acuerda de las pesetas, y de cuando el telediario regularmente abría anunciando que el Banco de España acometía una nueva devaluación?… En el fondo lo vivíamos con indiferencia porque el Banco de España quedaba en Madrid y carajo, eso estaba muy lejos, ¡Mucho más que Oviedo!

Pues con esa indiferencia vivimos la devaluación de ciertas palabras. Hay muchos tipos de devaluación, el mas habitual es el uso incorrecto de ciertos términos, como el horrible “cocreta”. Pero uno del que casi nadie se da cuenta, el que me preocupa aquí y ahora delante de todos ustedes, es la devaluación por exceso de uso. Me explico:

Todos hemos conocido a gente que apenas te acaba de conocer ya te llama amigo, o amigos que te acaban llamando hermano… y caray!, yo pienso que ¿eso devalúa la palabra, o no? Si me llamas amigo a los dos días, cuando llevemos diez años de vivencias juntos ¿como me vas a llamar?

Guárdate la palabra, cuídala, valórala, porque algún día la necesitaras fresca, nueva, con poco uso y todo su significado…. Pienso yo, que soy un poco maniático. Y en esta encrucijada me encuentro hoy, porque tengo que dar las gracias, y de tanto usar esa palabra me parece que esta devaluada socialmente, que no expresa lo que siento de verdad.

Piénsenlo por un momento. ¿Cuantas veces decimos diariamente gracias? ¿50?, ¿100? ¿200?. Y miren que detalle mas curioso. Usamos la misma palabra “gracias” cuando un camarero nos pone un café con leche, o cuando alguien acaba de salvarnos la vida. ¿No debería existir una palabra mayor?

“Gracias” me va a saber a poco en este discurso, pero bueno, la Real Academia de la Lengua no parece que tenga muchas mas opciones. Así que allá voy…. Gracias.
Gracias a mi familia por hacer piña en los momentos difíciles y en los que fueron aun más difíciles, por hacerme quien soy porque sin ellos… no soy. Gracias a mis amigos, los de verdad, porque han hecho siempre lo que han podido y mas. Gracias a todos los anunciantes, que se han ido subiendo al carro de El Fielato durante estos años y no se han bajado. Gracias a todos esos panaderos, que llevan el Periódico con un exquisito pan, no congelado como el de los supermercados. Gracias a nuestra comarca, que ha ido creciendo con nosotros devolviéndonos con creces lo que humildemente pudimos darle.

Y sobre todo, gracias a nuestros lectores, o como a mi me gusta llamarlos, mis parroquianos. Aunque si les soy sincero, estos ya iban incluidos cuando di las gracias a mi familia porque para mi, en mi corazón, es lo que mis lectores siempre serán, parte de mi familia.

A todos, les digo un “gracias” pero no de esos pequeños de cuando me dan el cambio en el supermercado, les digo un gracias como el que le dedico a alguien que le ha dado sentido a mi vida haciéndome inmensamente feliz, permitiéndome ser periodista, permitiéndome estar aquí hoy 25 años después.
Gracias de corazón.

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