Lo llevo diciendo desde siempre porque creo que es justo decirlo y porque es verdad. Todas las Corporaciones municipales riosellanas han tratado de solucionar el mal endémico de nuestra villa: los aparcamientos, mejor dicho la escasez de ellos. Cada cual en su momento y cada cual según sus posibilidades. No se trata de usar como arma arrojadiza quién haya contribuido más a solucionar este problema sino de que todos tengamos más altura de miras para abordar lo que nos interesa a todos.
Es sabido que los aparcamientos en el centro urbano no son ni aconsejables por los trastornos de tráfico que generan ni recomendables por su coste. Así que desde todos los ángulos se intuye para la villa riosellana aparcamientos disuasorios en las tres entradas a su centro urbano: la carretera de la estación, la entrada por el Cobayu entre la plaza cubierta y la antigua sierra de Secundino, y la carretera hacia Tito Bustillo. Las dos primeras van tomando forma poco a poco.
Desde el “horriu” hasta el “poli” es posible una actuación leve sobre la bahía: construir un paseo de madera desde la escollera sobre la ría, a modo de palafito. De esa manera la escollera, la acera y los aparcamientos actuales dejarían suficiente anchura para crear aparcamientos en batería y así atender las necesidades del “poli”, Tito Bustillo y el Museo. Se crearía una senda que se uniría a la ya existente en la zona de la Central para enlazar con el aparcamiento que allí se pretendió llevar a cabo.
Desde aquí he hablado de esta posibilidad permanentemente. Sin embargo estuvo toda la legislatura pasada en el cajón del olvido porque sencillamente era una propuesta del equipo contrario, que ya había incluso realizado un proyecto. Pues bienvenida sea la idea, tras cuatro años perdidos, pues nunca es tarde para retomar los intereses de todos.
No obstante seamos ambiciosos porque tal vez sea un buen momento para empezar a abordar que tras el barrio del Tocote se pueden plantear soluciones que tal vez sean definitivas para el futuro aparcamiento de Ribadesella.
