FRAN ROZADA

Tiempo de castañas

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Arriondas acaba de celebrar el Certamen de la Castaña y Productos de la Huerta, el cual alcanzó el pasado fin de semana sus veinticinco primeros años. El magnífico cartel del prestigioso diseñador gráfico Juan Diego Ingelmo, fue un buen preámbulo publicitario a estas “bodas de plata”.

Veinticinco años de exposiciones, homenajes, concursos y asturianía han convertido esta celebración en un ya clásico festivo en nuestra comarca cada segundo fin de semana de noviembre.
Quedan actualmente muy pocos castaños, si hacemos la comparación con tiempos pasados. Árboles éstos que fueron siempre parejos con la ancestral cultura asturiana, pero otros intereses los han arrinconado para conseguir rentabilidades más inmediatas.

Las castañas fueron de una importancia decisiva antes de que el maíz y las patatas llegasen de América; de modo que la revolución que supuso la fácil adaptación de estos últimos fue total, quedando las castañas en un tercer lugar de prioridades en la vida rural asturiana.
Las reuniones de trabajo cuasi festivo que se organizaban de cara a los amagüestos siguen en la memoria de nuestros mayores, puesto que el significado social de estas reuniones tenía una importancia en los pueblos muy destacada, especialmente para la juventud.

Recoger castañas (o manzanas) era una cuestión pocas veces individual, pues varios miembros de la familia o vecinos eran los habituales encargados de hacerlo, muy especialmente cuando el viento sur hacía su aparición y facilitaba el trabajo para apañar los oricios caídos en propiedades particulares y caminos. En no pocos casos, con la finalidad de que las castañas conserven su frescura, solían acabar en la cuerria con su espinoso envoltorio, cubiertas por ramas y helechos, y así aguantaban durante muchas semanas sin perder su sabor y grado de humedad. Es tiempo también de nueces, avellanas, maíz y manzanas, cuya actividad recolectora tuvo un peso específico notable en la mentalidad, cultura y economía asturianas.
Tiempo de sidra, por supuesto, bebida natural donde las haya, apreciada tradicionalmente y que ha entrado de lleno en la economía de mercado. Sigue Asturias, afortunadamente, cuidando de sus pumares, elaborando sidra, consumiéndola y exportándola. Las plantaciones, injertos y selección de tipos y variedades están a la orden del día, aunque no son pocas las pumaradas que -por diversas razones- presentan un notable estado de abandono. El muérdago se ha adueñado de miles de manzanos y de otros frutales, a lo largo y ancho del Principado. Cierto es que, en algunos casos, los campesinos afirman que no les es rentable mantener y cuidar sus pumaradas, debido al bajo precio que les abonan por la producción y que, por ello, les daría mejor rédito dedicar esos terrenos a otro tipo de plantaciones.

Es tiempo de otoño. Abandonémonos a las perennes reencarnaciones de la Naturaleza; echémonos en brazos de la belleza que nos rodea: sombras y calores, fríos y aguaceros, vientos y serenos, auroras y crepúsculos.
Honrados y distinguidos fueron los “paisanos del año” -doña Ángeles Canto y don Manuel Castaño-, acompañados en este aniversario especial por otros que ya la fueron en ediciones anteriores, porque en sus personas se homenajeó el trabajo bien hecho, el amor a la tierra y a la serenidad de la que -en su madura expresión- dan ejemplo de una vida plena y, desde su merecido descanso, nos observan mientras por sus cabezas habrán pasado mil y una historias amasadas en su larga vida.  Entre las muchas actividades a destacar el pasado fin de semana en Arriondas no podemos dejar de mencionar la entrega del premio al Pueblo Ejemplar de Parres 2015, cuya ganadora ha sido la Sociedad de Festejos y Cultura “Santuario de los Remedios”, de la Roza de Parres. Un pequeño pueblo que -con una treintena de vecinos- acoge esta Sociedad con casi 300 socios. Galardón que tiene como objetivo reconocer al núcleo de población, pueblo, grupo humano o asociación cuyo ámbito de actuación sea rural y que destaque en la defensa y conservación de su entorno natural, de su patrimonio histórico, cultural y artístico o por la realización de obras comunales.

Un acierto ha sido la nueva ubicación del recinto del Certamen, al igual que el I Encuentro de Bandas de Gaitas, toda una novedad cuyo éxito hará que pase a formar parte imprescindible de esta fiesta en futuras ediciones.

Concluyamos -en estos días de noviembre- con la idea de que en la Naturaleza los seres humanos somos una pieza más, porque es la vida la que nos tiene a nosotros, nos utiliza, nos transcurre y nos abandona cuando le da la gana. Es ésta una celebración en la que Arriondas rinde homenaje a la Madre Tierra y a los que la trabajan con sus propias manos.

Fran Rozada es el Cronista Oficial de Parres.

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