Opinión

Por el camino de Mieres

Ya es irreversible. De nada sirvieron los caprichos y lisonjas que tuvo a granel el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, parafraseando al gran Joan Manuel Serrat. La Escuela Universitaria de Minas ya se va a Mieres, que es donde debería estar ubicada por la cercanía de los estudios y de los lugares donde van a ejercer los futuros titulados, porque es en el valle del Caudal donde quedan aún algunas explotaciones mineras.

El próximo 11 de septiembre comenzarán las clases de esta titulación en Mieres, en las instalaciones universitarias allí creadas para descentralizar los estudios superiores y se darán por terminadas todas las presiones, manifestaciones y hasta procesos judiciales que, afortunadamente para el sentido común, quedarán relegados para siempre en el baúl de las malas vibraciones.

Por el camino de Mieres, tal y como canta Víctor Manuel, van ya preparándose los próximos alumnos de la Escuela de Minas para estudiar en el lugar más cercano posible a su trabajo

No solo han sido los ovetenses de toda la vida que sueñan con resucitar la vieja Vetusta que dormía la siesta, sino aquellos colectivos que consideran que su trabajo tiene que estar al ladito de casa y no donde se tienen que batir el cobre los estudiantes que han escogido Minas para su futuro profesional. Los profesores que viven al lado de la calle Independencia y que ven sacrificados sus privilegios porque tienen que desplazarse poco más de veinte kilómetros para seguir impartiendo docencia han sido también parte fundamental de esta enorme presión al equipo directivo de la Universidad solo porque han tomado la determinación que la mayoría de los asturianos consideran absolutamente acertada.

Hay que resaltar la firmeza con la que el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, y su equipo han soportado carros y carretas, fuertes intimidaciones y otras circunstancias poco agradables de los sectores más inmovilistas de nuestra sociedad que entienden que el campus es uno, grande y libre y no se pueden cambiar las formas y los centros de estudio, aunque sean otras las circunstancias.

En resumen, que Mieres ha ganado justamente una batalla contra los fantasmas del pasado

Por el camino de Mieres, tal y como canta Víctor Manuel, van ya preparándose los próximos alumnos de la Escuela de Minas para estudiar en el lugar más cercano posible a su trabajo y quedan disipados los temores de muchos de nuestros chavales que temían que su futuro estaría contaminado por litigios territoriales y que ya tienen sus viviendas y sus bonos de viaje convenientemente preparados.

Dar clase de Minas en un lugar distante de los pozos mineros es como si un futbolista entrenase a unos cuantos kilómetros de un campo de fútbol o fuera a practicar ese deporte a una cancha de baloncesto. A  nadie se le ocurriría una idea tan descabellada. Entonces, si convergemos en que eso no debe de ser así, por qué admitimos que personas, supuestamente bien dotadas intelectualmente pongan el grito en el cielo porque Oviedo deje de ser la ubicación perfecta para determinados estudios, que es lo razonable.

En resumen, que Mieres ha ganado justamente una batalla contra los fantasmas del pasado, que los alumnos de Minas podrán tener clases prácticas relativamente cerca de lo que será su futuro oficio y que las peroratas al Oviedín del alma ya no impresionan a nadie, porque lo fundamental es la racionalidad de los planes de estudio y no los caprichos de determinados caciques. Enhorabuena a los premiados.