ARRIONDAS

Fallece "Lula" a los 104 años de edad, la vecina más longeva de Parres

Laudelina Sánchez Blanco, "Lula", era natural de Coviella pero residía en Arriondas desde sus tiempos mozos

lula-arriondas-.jpg

Arriondas despide a la centenaria Lula

 

Laudelina Sánchez Blanco, “Lula”, es una vecina muy querida  de Arriondas que esta mañana fallecía a la edad de 104 años, dejando tras de sí una tristeza enorme entre sus familiares, amigos, vecinos y conocidos.

Todos los parragueses la apreciaban y conocían. Era común verla tomando el sol en el barrio de La Peruyal, delante de la tienda de Olga Mari, siempre arreglada, sonriente y charlatana con todos los que nos acercábamos a saludarla.

Lula era natural de Coviella, procedente de una familia de 13 hermanos. Su familia se dedicó siempre a las labores rurales y ella, desde muy pequeña, tuvo que ayudar en las labores de la casa y el campo. Lula sabía lo que era trabajar, y pasar fame, y conocía muy bien el camino de Coviella a Arriondas, que decía haber andado miles de veces. En uno de esos cientos de viajes a Arriondas se enamoró de Alfredo, en el Portazgo, y con él se casó y tuvo dos hijos, Kike y Olga Mari, quienes la mimaron y cuidaron como una reina los últimos años y a los que mandamos desde aquí un sentidísimo pésame.

Lula con sus hijos, Olga Mari y Kike, en una foto tomada por Fran Rozada, cronista oficial de Parres

En una entrevista reciente que este periódico le hizo, Lula confesaba que –a pesar de las dificultades de los años que le tocó vivir- siempre había sido feliz. También fue luchadora, trabajadora y sabia. Chiquitina pero matona, como se suele decir. En ese mismo encuentro con EL FIELATO aseguraba que le daba rabia que la gente se quejara tanto ahora, sin valorar lo que tienen, y que entre sus aficiones favoritas, desde pequeña, estaba la de tomar el sol. Entre los buenos recuerdos de su infancia, adolescencia y madurez en Arriondas, Lula evocaba cómo vio nacer la fiesta del Bollu o la de les piragües, lo peleona que fue siempre –sin achicarse ante nadie aunque fuera más grande que ella- lo feliz que fue junto a Alfredo o un susto enorme que un jabalí le dio un día bajando de Coviella, que creyó que era un fantasma.

Lula la soleyera, la peleona, la optimista y sonriente, la que –hasta hoy- era la vecina más longeva de nuestro concejo, se despide ya para siempre.

Querida Lula, pasará mucho, muchísimo tiempo, hasta que transitemos por la Peruyal sin pensar en ti, sin recordarte sentada al sol o cerca del mostrador de la tiendina de Olga Mari. Te echaremos de menos. Descansa en paz y que la tierra te sea leve.

 Enlace al articulo publicado hace seis meses en este periódico

sobre la centenaria y querida vecina de Arriondas.