PILOÑA

El Prial, entre la evolución continua y los recuerdos emocionados

El sábado se celebró en El Prial de Infiesto un encuentro de alumnos de los cursos 195/76 y 1976/77


El Centro de Infiesto acogió el pasado sábado un encuentro de antiguos alumnos

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Los alumnos que asistieron al Centro de Formación Profesional El Prial (Infiesto) en los cursos 1975/76 y 1976/77 se reunieron en su antiguo colegio el sábado, día 12 marzo, en un encuentro que tuvo un gran componente emotivo para todos ellos. Más aún, cuando la mayoría no habían vuelto al centro desde que finalizaran sus estudios.

La jornada comenzó en el salón de actos, antes capilla, con la proyección de un vídeo sobre la historia de El Prial, que en 2015 cumplió 40 años, y con fotografías de las distintas promociones que fueron pasando por este centro a lo largo de cuatro décadas. No faltaron durante la proyección las expresiones de sorpresa, las risas al ver a antiguos compañeros, ni los recuerdos de los años pasados allí, pero fue durante la charla que vino después cuando todos comentaban sus experiencias, sus anécdotas y la alegría que sentían al ver los cambios positivos que se han sucedido a lo largo de los años. Tampoco faltaron las palabras de recuerdo a los compañeros y profesores que no pudieron asistir al encuentro.

 

Un momento de la proyección

Y es que para su época, el Centro de Formación Profesional de El Prial fue pionero no sólo en la educación de los más jóvenes, sino también en su forma de entender el modelo educativo y de convivencia. Porque en 1975 no era habitual que chicas y chicos de un internado como era El Prial entonces, compartieran además de las clases un mismo edificio en el que residían juntos, en habitaciones separadas, debido a que la mayoría no eran de Infiesto, sino de los pueblos de alrededor e incluso de otras zonas de Asturias. Los convencionalismos de la época hicieron que el centro tuviera que enfrentarse más de una vez a los prejuicios y a alguna que otra habladuría, pero tal y como manifestó el profesor Benjamín Suárez «nos anticipamos al cambio social que vendría durante los años siguientes, por lo que fuimos pioneros». 

En continua evolución

En sus inicios, en El Prial se ofertaban distintos tipos de estudios en las áreas de Medio Ambiente, Administrativo, Agrícola o Madera, pero con el tiempo y la creación de nuevos centros educativos, fue imprescindible evolucionar y adaptarse a las distintas situaciones. Por ello, y teniendo en cuenta que en ningún otro lugar se ofrecía la formación en madera, El Prial dejó de impartir el resto de materias y se especializó en todo lo relacionado con la madera, sector en el que encontró su futuro. 

En este momento, trabajan allí quince personas que no sólo forman a los chavales, sino que también están volcados con la población en general a través de la guardería, imparten talleres abiertos a todos, colaboran con proyectos de medio ambiente de la zona y mantienen abierta una exposición de madera en la que se pueden ver algunos de los trabajos más impresionantes que se han realizado en el centro. 

Benjamín Suárez explicaba a sus antiguos alumnos que en estos años no sólo se ha hecho una gran labor educativa, sino también «un gran trabajo de fondo para integrar al pueblo en el centro», y realizar ese cambio tan positivo que supone la implicación y la participación ciudadana en el día a día de El Prial, lugar al que algunos de los asistentes al encuentro sigue llamando “el cole”, con ese cariño y afecto que sólo se adquiere con el paso de los años y con la nostalgia que provoca el recuerdo de una de las etapas más felices de la vida.

Una pieza de la exposción permanente del Centro de Infiesto.