LA VILLA

«Me considero españolicano, recordando lo de monarquicano, que decía mi gran amigo Felipe González»

Pepín Corripio, magnate y una de las primeras fortunas de República Dominicana, pasa desapercibido en Villaviciosa

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José Luis “Pepín” Corripio Estrada estuvo de vacaciones en Villaviciosa, junto a su esposa Ana María Alonso. Los dos, junto a varios de sus hijos, nietos y bisnietos acostumbran a pasar tres semanas cada verano en la casa que tienen en la calle del Agua, a espaldas del Teatro Riera y junto a la iglesia de La Oliva, en la capital maliaya.

Pepín Corripio tiene 84 años, dirige un imperio empresarial en la República Dominicana, es Ciudadano Dominicano a Título Privilegiado, cuenta con siete condecoraciones de cinco países diferentes –entre ellas la Medalla de Oro de la Emigración concedida por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social de España en el año 2014– y, curiosamente, en Asturias aún no se han “acordado” de concederle el merecido reconocimiento. Es el vivo ejemplo del dicho “nadie es profeta en su tierra”.

Durante las vacaciones no se desconecta de los negocios que dirige y, todos los días, recibe vía Iberia los periódicos del día anterior, un ejemplar de los suyos: Listín Diario, Hoy, El Día y El Nacional, y también alguno de la competencia. La mayoría, que se editan en formato tabloide, cambiarán en breve al «formato berlinés», apunta Corripio, momentos antes de atender el teléfono. «Perdónenme, es de Nueva York». Una breve conversación para conocer la última hora de la bolsa e interesarse por el acero, China y Estados Unidos...

– ¿Qué le parece Trump?

– Es un negociador nato. Sabe que conseguirá menos de lo que pide.

– Usted nació en Arroes (Villaviciosa) pero vive en República Dominicana desde los cuatro años. ¿Se siente español o dominicano?

– Me considero españolicano, recordando aquello de monarquicano, que decía mi gran amigo Felipe González.

– Le une una amistad estrecha con el expresidente.

–Si, no hace tanto que estuvo en nuestra casa de La Romana. Mire, yo le pronostiqué en su día que no llegaría a presidente de España porque tenía en contra al ejercito, la iglesia y el capital... y me equivoqué. Uno no siempre acierta.  Respecto a lo que preguntaba antes, yo siempre he utilizado y utilizo mi pasaporte español.

– Aunque usted siempre resalta su agradecimiento a la República Dominicana, ahí están esos dos millones de dolares que la Fundación Corripio entregó a cien colectivos sin ánimo de lucro de aquel país.

– República Dominicana nos lo ha dado todo, eso sí, lo que tenemos es fruto del trabajo, porque mi papá y mi mamá trabajaron dieciséis horas diarias durante veinte años poniendo las bases de lo que hoy es el Grupo Corripio. Fuimos creciendo con el país, que hoy es muy diferente a como era a mediados del siglo pasado. Por eso, cuando celebramos el centenario de la llegada de la familia a la isla, pensamos que era un buen momento para darle las gracias al país que nos acogió y hacerlo ayudando a esos colectivos que están cerca de las personas que más ayuda necesitan.

– ¿Por qué decidió dar el salto del sector de la alimentación, la ferretería...., al de los medios de comunicación?

– Yo estudié en el Colegio La Salle, de Santo Domingo, y allí ya dirigía el periódico mensual. Eso que podría haber sido algo puntual en la vida fue el detonante de lo que vendría después. La expansión del grupo comenzó en los años sesenta y fue en 1972 cuando dimos el salto a los medios de comunicación.

– Periódicos, cadenas de televisión y de radio..., tendrá a los políticos haciendo cola.

– Yo a los políticos no les debo nada, por eso ellos no se pueden cobrar ningún favor. Esto es algo fundamental en los negocios.

– Pero es innegable el poder que da tener tantas cabeceras de periódicos.

– “Pepín, tus medios, cada uno parece de un dueño diferente”, eso me lo dijo un día Juan Luis Cebrián. Si usted los hojea seguramente opine lo mismo. Yo quiero que mis medios sean independientes.

Dirigir un grupo empresarial que cuenta con 14.000 empleados le deja aún tiempo para ofrecer charlas en las Universidades.

– Si, voy allá donde me llaman y procuro aconsejar a los jóvenes que van a emprender alguna aventura empresarial.

Alguno de esos consejos...

– Los hay que son fruto de la vida, como que no hay fuego que en los primeros diez segundos sea imposible de apagar, o que más vale un analfabeto trabajador que el intelectual meciéndose en la mecedora... Y aunque parezca increíble, en el mundo empresarial yo siempre digo que nosotros competimos, pero no nos creamos enemigos en la competencia. No es la primera vez que hemos financiado a periódicos que no son de nuestro grupo.