CANGAS DE ONÍS

«Cangas de Onís debería tener un concejal de Turismo, con sueldo, porque trabajo tendría todo el del mundo»

«La crisis tiene mucha culpa del estancamiento de la zona, pero no toda la culpa»

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Román García Gonzalo, de 57 años de edad y natural de Llenín (Cangas de Onís) regenta, junto a su esposa y sus dos hijos, el mayor complejo europeo de turismo rural, El Grupo La Pasera, que aglutina nueve hoteles en los concejos de Cangas de Onís, Llanes y Onís; y seis restaurantes en Ribadesella y Cangas de Onís.
Román empezó en la Confitería Merino cuando tenía 14 años, «allí aprendí muchas cosas que me sirvieron para formarme como persona, por eso, les estaré agradecido toda mi vida. Sentí mucho la muerte de Mari, hace unos días, era una gran persona».Estuvo a punto de emigrar a Australia, pero se quedó aquí vendiendo y distribuyendo “phoskitos”, –con su hermano Abelardo– abrió el mercado de las hoy famosas pastas Campoamor, de Arriondas, «con los dueños de las pastas tuve la experiencia contraria a la que viví en Merino, lo que me hicieron a mí es lo que nunca se debe hacer al alguien que trabaje para tí. Me quedé, de la noche a la mañana, sin la distribución después de haberlas colocado en el mercado».; y en 1985 abrió, en el cangués barrio de La Morra la sidrería Restaurante “Casa Román”, el germen de lo que hoy es un grupo pujante.
– Denos la receta del éxito. ¿Cómo se pasa de una sidrería en Cangas a, tres décadas después, dirigir el Grupo La Pasera?
– No hay receta, hay mucho trabajo detrás y, eso si, encontrarte al lo largo del camino con personas que creen en ti. Le voy a poner un ejemplo, en el año 1989, quince días antes de que viniera el Papa Juan Pablo Segundo a Covadonga abrí mi segundo negocio, La Casa de Fabada, y lo hice gracias a quien estaba entonces de director en la oficina de la Caja Rural en Cangas Onís, José Alberto Pérez Mauricio, que me financió sin más aval que el mío propio. Y eran los años ochenta.
– ¿Abrir en la Ruta a Covadonga fue su mayor acierto?
– Supongo que si, porque se dieron las circunstancias adecuadas. Mire, hace treinta años, aquí no estábamos ni en pañales, en lo que a turismo se refiere, pero, llegó el gran boom: la Vuelta Ciclista a España, Marino Lejarreta y el Papa, a esto es a lo que debemos en la Comarca todo lo que tenemos; fue lo que nos puso en el mapa de los destinos turísticos.
– Dicen los hosteleros, aunque sin echar las campanas al vuelo, que este verano está rompiendo con la tendencia de los anteriores, cuando se notó el “bajón” en plena crisis.
– Está siendo un verano mejor, hay mucha afluencia, pero los precios no son lo que eran y el gasto de los turistas que nos visitan tampoco. La crisis tiene mucha culpa del estancamiento de la zona, pero no toda la culpa.
– ¿Dónde radica el problema entonces?
– Hay varios, por una parte un exceso de oferta, hay muchísimos negocios; la falta de profesionalidad, las carencias por no contar con personas formadas; el empeño en tirar los precios y la competencia que hoy suponen los hoteles de Oviedo y Gijón, que ofrecen mucho más que una simple habitación, por el mismo o incluso menos dinero que lo que se oferta aquí. Nosotros hemos invertido de cara a este verano para dotar de piscinas a varios de nuestros hoteles. Es necesario ponerse al día, hay muchos establecimientos en la zona que necesitan renovarse y para eso, hacen falta subvenciones, ayudas, créditos blandos...
– ¿Qué ha significado, en cifras, para su negocio la puesta en marcha del de Plan de Transporte Público a Los Lagos?
– Vender en los restaurantes que están en la Ruta a Covadonga, un 60% menos. Y como a mí, al resto de negocios.
– ¿Son ustedes los daños colaterales del Plan?
– Yo no estoy en contra de que haya una regulación del acceso a Los Lagos para evitar las caravanas y retenciones de kilómetros, pero creo que se puede hacer mejor de como se está haciendo. No tiene ningún sentido que los autobuses operen desde Cangas de Onís, cuando se han creado aparcamientos más cerca del Santuario de Covadonga y el Principado compró la finca de Les Llanes, que está abandonada en El Repelao. Se podría regular el acceso de manera más puntual, cuando de verdad hay problemas de tráfico. Lo que hace falta son proyectos globales por parte de las administraciones para el ámbito turístico en esta zona, que es el motor del turismo en Asturias.
A mí, no me cabe en la cabeza que Cangas de Onís no tenga un concejal de Turismo, liberado y con sueldo, debería tenerlo porque trabajo, le digo yo, que tendría todo el del mundo. Desde el Ayuntamiento se deben y pueden impulsar y poner en marcha iniciativas de todo tipo, desde promoción, porque hay que buscar a los turistas en los nichos que aún quedan por explorar, como es el caso de turismo extranjero; hasta las de formación, porque aquí no hay donde formar al personal, desde hacer una cama, a servir un café.
– Me consta que ha tenido la oportunidad de salir fuera, de dirigir establecimientos fuera de Asturias y también fuera de España. ¿Le da vértigo?
– ¿Dónde se va estar mejor que aquí? Yo soy de aquí y le tengo apego a esto, donde nací. De chavalete tenía decidido marcharme a Australia, fue cuando se abrió aquella puerta a la emigración. Yo me iba, pero una mañana descubrí a mi padre llorando, porque no quería que me fuese. Aquello me marcó y creo que ha sido lo que me ha hecho querer más aún esta tierra.

Debajo Román, en sus años mozos, como camarero de la Confitería Merino