La aparición de la cabeza decapitada de un lobo y su cola colgando de un puente de Villanueva, en Santo Adriano, no ha dejado a nadie indiferente. No solo se ha convertido en una de las noticias de las que se hace eco la prensa nacional sino que, además, ha supuesto el inicio de una investigación por parte de las fuerzas del orden de lo que está considerado un delito ambiental.
El hallazgo tuvo lugar ayer, y fueron los propios vecinos de la zona los que se dieron cuenta de que los restos del animal se exhibían en el puente de la senda verde de los Valles del Trubia. Un enclave a menos de un kilómetro del espacio en el que viven las osas Paca y Tola, dos emblemas de la conservación natural de Asturias, y que comunica con ellas.
Las reacciones no se han hecho esperar. Marcelino Marcos Líndez, consejero de Medio Rural y Política Agraria del Principado de Asturias, no ha dudado en asegurar «el rechazo claro» a lo sucedido. «Somos conscientes también del daño que los ataques de esta especie causan a nuestra cabaña ganadera», abundaba Marcos Líndez, «pero eso en modo alguno justifica el incumplimiento de la ley».
Este es un acto de salvajismo que merece mi condena rotunda y radical. Detrás de estos actos se sitúan radicales que actúan de manera ajena a la normativa
La cosa no ha quedado ahí. Distintas asociaciones ecologistas han emprendido una auténtica campaña en redes sociales en la que no dudan en exigir explicaciones al Gobierno del Principado de Asturias, que lleva más de un año solicitando que el lobo sea excluido del LESPRE. La cosa no termina ahí. Las mismas asociaciones cuestionan si realmente se va a llevar a cabo una investigación sobre estos hechos como ya ha asegurado al respecto la Guardia Civil.
Esta no es la primera ocasión en la que el cadáver de un lobo aparece expuesto públicamente en algún lugar de Asturias, aunque quizás el caso más sonado fue la presencia de dos cabezas de este animal en la puerta del Ayuntamiento de Ponga el día que Adrián Barbón, presidente del Principado, acudía a este concejo.
