Alex Galán, director de cine documental: «El pastoreo tiene muchos "lobos" encima»

Sus obras documentales se centran en el pastoreo como forma ancestral de vida
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photo_camera Alex Galán, director de cine documental.

Hablar con Alex Galán es sinónimo de tener una colección de titulares con los que empezar cualquier artículo y sentir que, a pesar de mantener una entrevista de una hora con él, siempre hay mucho más que comentar. 

Avilesino de nacimiento aunque cangués de reciente adopción, refleja en cada uno de sus documentales algo que parece ya olvidado: la pertenencia al territorio y la vinculación del ser humano con la naturaleza. Un hilo conductor que teje las historias de "Salvajes" o "El reino de los pastores" pero, también, del documental que se estrenará en la Cuevona de Avín: "Jalladizu, un viaje por las últimas majadas de Onís». Su pasión y motor profesional: enseñar «historias que cuenten cosas diferentes»

El enamoramiento, como él mismo lo llama, de Alex Galán con la cultura del pastoreo tiene mucho de viaje personal y no deja de sorprender porque el realizador tiene apenas 35 años. «En 2012 conviví en Argentina con los gauchos», nos contaba, «me llamó la atención el apego a la tierra, esa forma de vivir que guarda la esencia del hombre primitivo... porque empezamos siendo cazadores recolectores para, después, tener un pequeño rebaño». No se detendría ahí. Tras convivir con indígenas en el Amazonas, tres años después iniciaría un viaje de cinco meses acompañando a pastores nómadas en Siberia y Mongolia. Una experiencia que le llevó a poner los ojos en su propia tierra, en Asturias, y hacer de sus pastores protagonistas de sus cintas. 

Las historias que contamos están relacionadas con el territorio porque es dónde se encuentra la verdadera esencia del ser humano ancestral

«El pastoreo en Picos está en peligro de extinción», dice con una mezcla de solemnidad y tristeza cuando se le pregunta por el futuro de esta profesión que hoy solo cuenta con un puñado pastores en el puerto, «el final del pastoreo significa el final de una forma de habitar el planeta por parte de los seres humanos, es un modo de vida».

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Alex Galán durante uno de sus rodajes.

Los "lobos" que acechan a los pastores de Picos de Europa

Lejos de poner en el foco al lobo, Galán no duda en asegurar que «es solo la gota que colma el vaso, en realidad los pastores tienen muchos lobos encima. El precio de los piensos, los precios en los que se paga la carne en el mercado que hacen que sea imposible competir con algo que viene ultracongelado de cualquier parte... todo es más caro y tú, como pastor, sigues sacando lo mismo». Pero quizás y al margen de todos estos factores externos, la gran amenaza de esta profesión tan sufrida como arraigada al territorio tenga incluso más que ver con hacia dónde camina nuestra sociedad.

Tampoco hay relevo generacional. La gente no quiere el modo de vida comprometido que exige el pastoreo, que no entiende de vacaciones

Fruto del conocimiento que tiene tanto del territorio como del paisanaje, Galán no duda en asegurar que otro de los grandes inconvenientes es la falta de libertad que tienen ahora mismo los pastores en Picos de Europa. «El puerto era un sitio jalladizu no porque no hubiera niebla o fuera cómodo», dice con rotundidad, «lo era, también, porque los pastores tenían libertad para gestionar el entorno y, si los Picos son como son hoy por hoy, es por la gente que los cuidó toda la vida».

Los pastores de los Picos necesitan libertad para administrar el entorno; uno que es artificial porque es fruto del trabajo de siglos que ellos han realizado

No duda en asegurar que buena parte de esta falta de libertad se debe a que «la administración encapsula todo y tiene patrones para todo; en la ciudad se nota menos, pero en el pastoreo se nota mucho». Algo que, en el caso concreto de los pastores de Picos de Europa, es todavía más impactante ya que, como él mismo incide, «es un parque natural humano, tiene una cualidad que no tienen muchos parques y, cuando se declara como tal, engloba al pastoreo como un elemento natural». 

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Un momento del rodaje de "Jalladizu, un viaje por las últimas majadas de Onís".

Y ahí está parte del peligro porque la desaparición de la figura del pastor podría conllevar un impacto considerable en la propia naturaleza. «Cualquier elemento que desaparece de un parque natural desestabiliza», abunda Galán, «un cambio podría ser peligroso, podría genera cambios en la biodiversidad, incendios...».

La sociedad perdida de los pastores, el temor de la "reserva folclórica" y el fin de la autosuficiencia

«No nos hacemos una idea de la vida que había en el puerto», nos cuenta Galán. Y es que, gracias a su trabajo documental, el director puede hablar con soltura y conocimiento profundo de cómo se ha vivido en el puerto a lo largo de siglos. «Los pastores de Picos eran un ejemplo de trashumancia», asegura, «cada verano las familias enteras, acompañados de sus gochos y sus pitas, subían a pasar arriba el verano». Una forma de entender la vida pero, también, el cuidado de sus animales por encima de todas las cosas como compromiso con ellos. 

Pero no todo era trabajo porque, además de «mecer y hacer queso», las majadas eran centro de reunión de quienes las habitaban una vez habían terminado sus labores. «La existencia de boleras en algunas majadas, como la de Vega de Ario, nos da una pista de cómo vivían en sociedad». Algo que hoy ya no existe y que, tal y como sentencia Galán, ha desaparecido para no volver. «Lo más triste», asegura, «es que el puerto va perdiendo vida, y nosotros nos damos cada vez menos cuenta».

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Una de las cabañas de pastores habitadas que todavía hoy quedan en Picos de Europa.

No teme este realizador en señalar a la administración como uno de los principales problemas para la conservación de este paisanaje vital en la esencia y el ecosistema natural de Picos de Europa. «El Parque, en su afán por preservar lo tradicional, se lo está cargando», dice sin dudar.

Nadie habla de permitir a un pastor montar un hotel o un puesto de Coca-Colas en los Lagos, hablamos de que puedan llevar la vida que siempre llevaron

Para Galán esto no es, en realidad, únicamente una cuestión de la gestión del Parque Nacional sino que se impone, en realidad, por el nuevo estilo de sociedad en que vivimos. «Las administraciones no quieren gente en el monte, sospechan de ella», asegura, «todo esto responde a una intención de domesticación de cualquier individuo que sea autosuficiente y que sepa autogestionar su territorio porque, si lo haces tú, no compras. Se busca eliminar las sociedades de productores para que sean, únicamente, consumidores». Y, si bien esta es la tendencia social del siglo que vivimos, Galán tiene claro que el papel del Gobierno del Principado en todo esto es crucial. «Si quiere preservar modos de vida tradicionales, tendría que empezar por proponer usos para las cabañas deshabitadas más allá del turismo y favorecer que en estas estructuras, que son patrimonio cultural, se utilicen para generar planes de empleo para el sector primario», dice convencido. 

Esto favorecería tener rebaños, montar queserías... y hablo de aquí, en otras zonas la cosa sería diferente

Resulta inevitable preguntarle si cree que Asturias evoluciona para convertirse en un "escaparate" para la foto sin autenticidad o sin esas tradiciones y forma de vivir que forman parte de su identidad. Y, después de pensarlo unos pocos segundos, Galán no tiene duda: «a mí me da miedo que Asturias se convierta en una reserva folclórica, no está pasando pero puede pasar. Me da miedo que nos convirtamos en lo que se espera de Asturias y que llegue un momento en el que tengamos una ruta de pastores y majadas sin pastores».

Nos despedimos de él con un sentimiento agridulce. Es inevitable pensar en esa pérdida cultural que supone que los pastores, los auténticos pobladores de los Picos, algún día no estén y que, con su ausencia, también desaparecerá una parte viva de la esencia de Asturias. Pero, al mismo tiempo, miradas como la de Alex Galán nos recuerdan que la tierra, el territorio y su sentimiento de pertenencia son parte de una personalidad que nos hace ser quienes somos.

Y quizás, solo si lo intentamos, podamos conseguir como él dice algo revolucionario: volver a lo de antes.