La procesión de La Soledad, prevista en Cangas de Onís para las nueve de la noche del Viernes Santo no pudo salir a causa de la lluvia, como ocurrió con un buen número de procesiones en toda Asturias.
El párroco Diego Macías anunció a los feligreses y turistas que abarrotaban el templo cangués, esperando que abocanara y pudiesen salir los pasos, que la procesión «la celebraremos el año que viene» y llevó a cabo un acto «improvisado», en cuyo transcurso se entregó el sudario que coronaba el crucifico de Jesús, enfrentado a la Dolorosa, a una penitente, que atraviesa por una complicada enfermedad. Asistieron también varias mujeres atavaidas con mantilla y todos los críos de la catequesis iban ataviados con albas blancas y capelinas encarnadas.
El colofón al sencillo acto lo pusieron los integrantes de la Banda de Gaitas cabraliega, Picos de Europa-DOP Cabrlales.