La nueva protagonista del Picu La Vieya: la parrilla de leña

Una parada imprescindible entre Arriondas y Ribadesella
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photo_camera Manolo al frente de la nueva parrilla del restaurante Picu La Vieya.

No es ni mediodía y Manolo Longo ya está frente a la nueva parrilla de leña, inaugurada en junio, del restaurante Picu La Vieya (Margolles-Cangas de Onís), el negocio que regenta desde hace más de 10 años junto a su mujer. Las brasas ya están preparadas y, sobre ellas, ya hay un buen número de criollos y costillares de cerdo. Alimentada con madera de roble, la parrilla es la nueva incorporación de la casa que ha apostado por esta forma de cocinar y, también, por las carnes para su oferta. «Antes teníamos una plancha de piedra volcánica», cuenta a este medio sin parar de atender las carnes que cocina, «pero se quedaba corta para la demanda que tenía».

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El comedor interior del restaurante Picu La Vieya.

El olor a leña, a buena leña, hace todavía más hogar un comedor para 100 comensales que parece quedarse corto muchas veces. «Habilitamos la terraza para tener en torno a 80 servicios más», declaraba Manolo, «porque se puede usar durante todo el año y, además, la necesitábamos por la demanda que tenemos». Y es que pocos paladares se resisten a las chuletillas de cordero, solomillo de vaca, entrecots o chuleta de vaca vieja que se curan en la cámara de maduración que ha instalado y se cocinan diariamente de sus brasas.

El menú del día también suele llevar algo de parrilla. Además de pollo o chorizos, ahora vamos a incorporar el secreto

La oferta de parrilla, disponible en horario de comida y cena duran- te todos los días de la semana salvo los jueves que cierran, no está reñida con el cordero a la estaca que prepara los fines de semana o las elaboraciones que salen de una cocina capitaneada por Sandra Iglesias, su mujer. «Esto funciona porque ella está en la cocina», nos decía Manolo, «sin ella, sin el equipo de camareros y de ayudantes de cocina que tenemos no sería posible». Y es que, al margen del buen comer o del producto de calidad, el restaurante Picu La Vieya es un negocio en el que la familia es clave. Un detalle que Manolo reitera contándonos que «una de mis hijas trabaja aquí por las tardes, pero tengo otros dos fuera estudiando que, cada vez que pueden, están aquí arrimando el hombro».

Ellos, los tres, también son fundamentales y no podemos estar más agradecidos por cómo se involucran con el restaurante

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Parte de la decoración del restaurante.

Dejamos a Manolo continuar con sus brasas mientras los primeros comensales comienzan a llegar a un restaurante que rinde tributo a la tradición, con múltiples objetos antiguos «de esos que se iban a tirar» del campo y la casa decorando las paredes. Las mismas que han visto comer a muchas personas pero, sobre todo, les han visto disfrutar de la cocina y el sabor del Picu La Vieya.