Opinión

Los gais de VOX

“Pero, ¿qué ye ho, que en Vox no hay maricones o tienénlos a todos encerraos en el armario?”, me espeta a bocajarro cuando entro a tomar un vino a mi chigre favorito un cliente habitual que, en voz más bien alta, tiene abierta la página del periódico en la que se da cuenta de que la única concejala de ese partido denunció al alcalde y al equipo de gobierno por colocar una bandera arcoíris el Día del Orgullo Gay e iluminar la fachada del Ayuntamiento de Villaviciosa.

Me temo que Marta Sanz está convencida de que Dios nos hizo a todos heterosexuales y que los que se salen de este canon, deben purgar en el infierno sus vicios.

No sé qué responderle a mi interlocutor, pero balbuceo que es difícil saber si una persona es homosexual o no, salvo que lo declare ella misma o que dé pistas sobre su condición sexual, pero teniendo en cuenta que las personas que quieren a otras de su mismo sexo no responden a perfiles ideológicos, sino que pueden estar en cualquier partido porque sus opciones son transversales, doy por hecho que en Vox hay el mismo porcentaje de maricones que en Foro Asturias, e incluso en el PSOE pero que, si se lo callan, es una cuestión personal.

Lo que no acabo de entender es la razón por la que la inquisidora de Vox lleva a la Guardia Civil un problema tan democrático como la condición sexual de un municipio y me temo que Marta Sanz, que así se llama la antedicha, está convencida de que Dios nos hizo a todos heterosexuales y que los que se salen de este canon, deben purgar en el infierno sus vicios. Una mentalidad que ya sería retrasada en el mismísimo siglo XIX, pero que, a estas alturas, solo mueve a carcajadas permanentes porque la buena mujer, además, es reincidente.

El alcalde de Villaviciosa ha mostrado su irritación por la intolerancia de la concejala de Vox

El afán rompehuevos de la señora concejala ya se puso en evidencia hace algunos meses cuando también denunció al alcalde y a los concejales de Villaviciosa por rotular las dependencias municipales en asturiano. Esta ristra de acusaciones prueba no solo que la concejala no quiere que Villaviciosa se sitúe en el siglo XXI, sino que sus propuestas para mejorar el municipio se le han quedado en el cajón de los olvidos y que está convencida de que obtendría más apoyos de la ciudadanía si insiste en contar tonterías a sus convecinos.

El alcalde de Villaviciosa ha mostrado su irritación por la intolerancia de la concejala de Vox y ya anunció que para el próximo pleno del ayuntamiento va a presentar una moción para respaldar la posición de la mayoría del ayuntamiento y para que los ciudadanos sientan que este municipio vive en el siglo XXI y rechaza su regreso a la Edad Media, que parece que es lo que quiere la formación ultraderechista.

Ya veo yo a todos los votantes de Vox jurar sobre los “Principios Fundamentales del Movimiento”, que a ellos les gustan las mozas como mandan los cánones y a ellas, a la viceversa.

Alejandro Vega quiere que el PP se posicione claramente contra la propuesta de la solitaria concejala de Vox y recuerda que fue este partido el que en su día, ya hace unos cuantos años, rotuló en asturiano las dependencias municipales, por lo que debería sentirse interpelado por las manifestaciones de odio de la edil de la extrema derecha, que ha irrumpido en el concejo como un elefante en una cacharrería.

Espero que, como en los tiempos del Santo Oficio, a nadie se le ocurra exigir una pureza de sangre sexual a los vecinos del municipio, porque se empieza presentando mociones estúpidas y el personal puede cogerse un rebote de tres pares de narices y contestar con más groserías, polarizando inútilmente a la población de Villaviciosa. Ya veo yo a todos los votantes de Vox jurar sobre los “Principios Fundamentales del Movimiento”, que a ellos les gustan las mozas como mandan los cánones y a ellas, a la viceversa. Dios mío, que personajes nos da la política frentista.