Ni seis meses ha durado en perfecto estado el lavadero de El Pisuecu, uno de los espacios singulares del pasado de Ribadesella en el barrio de La Atalaya. Convertido en un lugar habitual de los botellones de la villa, no solo es habitual encontrar basura en este rincón de valor etnográfico. También se suceden las pintadas y graffitis. Y lo que es todavía más preocupante: en sus vigas hay rastros de un intento de quema.
La preocupación al respecto en el Ayuntamiento de Ribadesella es una realidad y no solo porque la rehabilitación, del que es el último lavadero del concejo partiera del consistorio, además de hacerse con recursos propios. Añadido, para el equipo de gobierno municipal lo que está sucediendo en el lavadero obliga a estudiar medidas específicas para la zona, entre las que se contempla incluso la videovigilancia. Desde el consistorio el mensaje es claro: es fundamental combatir las «actitudes reprochables que se vienen repitiendo en los últimos años».
Y es que, lejos de ser un caso aislado, no es la primera vez que Ribadesella ve amenazado su patrimonio etnográfico por la acción de malos vecinos poco éticos. En 2023 ya se registraron destrozos en la puerta de la capilla de Guía y en la iglesia de San Miguel de Ucio en lo que se cree fue un intento de robo.
