No es la primera vez que la Playa de Gulpiyuri es catalogada como una de las playas más bonitas y asombrosas a nivel mundial. Ubicada en el concejo de Llanes, su llamativo no radica exclusivamente en su belleza, sino, también, en su enorme peculiaridad y singularidad al tratarse de la playa más pequeña del mundo con tan solo 50 metros de longitud.
Muchos locales y visitantes definen esta playa como una auténtica joya paisajística ya que cuenta con una formación geológica, orografía y recursos naturales dignos de resaltar. A continuación, se señalarán estos aspectos que lo hacen un arenal tan especial y original: uno de los primeros elementos que la distinguen del resto es que la Playa de Gulpiyuri no tiene acceso directo al mar.
Aquellos que no la conozcan, se preguntarán: ¿Cómo puede existir una playa que no tenga una entrada o salida al océano? Lo cierto es que este fenómeno se debe a que la erosión del mar ha ido creando, en una zona de acantilados de roca caliza, una especie de cueva interior que a su vez, ha ocasionado un hueco circular aislado de 50 metros (la propia playa de Gulpiyuri). De esta manera, la playa recibe el agua, directamente, mediante una grieta subterránea en la que el mar se introduce en el propio arenal asturiano.
Las características mencionadas anteriormente hacen que esta playa se sitúe tierra adentro a unos 100 metros de la costa. Este suceso recibe la denominación de dolina kárstica. A pesar de esta curiosidad, Gulpiyuri es, bajo todos los efectos, una playa en toda regla, al existir un hundimiento vinculado a la costa en la que hay subidas de nivel del mar, mareas y arena blanca y fina.
Estos rasgos llenos de peculiaridad han otorgado a este arenal la calificación de Monumento Natural en el año 2001, concretamente el 26 de diciembre. Además, la playa llanisca pertenece al Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias.
Parte de este aislamiento o separación entre Gulpiyuri y la costa ha hecho que su conservación sea relativamente más sencilla, ya que no está demasiado manipulada o deteriorada por el uso humano. De hecho, únicamente se puede acceder a la playa a pie desde la Playa de San Antolín o desde la localidad de Naves que se encuentra aproximadamente a un kilómetro. Para hacer hincapié en esto, cabe resaltar que el aparcamiento más cercano donde sus visitantes pueden estacionar sus vehículos se encuentra a unos 100 metros de la playa.
Otros de sus rasgos principales es su enclave natural lleno de color verde, la gran gran variedad de flora y fauna que se puede encontrar en sus alrededores y sus cavidades rocosas. Además, este enclave es absolutamente propicio para aquellos amantes de la playa, pero que prefieran la tranquilidad, estar alejados de la masificación turística y, en definitiva, opten por un destino playero que suponga un espectáculo visual en el que relajarse mientras toman un tentempié, leer un libro o echar una necesaria siesta.
Por otro lado, las aguas de Gulpiyuri son, absolutamente, idílicas para los que deseen darse un baño lleno de calma en el que no haya fuertes corrientes, oleaje o una orilla llena de rocas. ¿A qué se debe este sosiego del que pueden disfrutar los bañistas de esta playa? Básicamente a que el arenal llanisco cuenta con unas aguas poco profundas y seguras, sobre todo cuando la marea está baja. El aspecto negativo es que la playa desaparece de forma casi completa cuando sube la marea.
¿Qué ver en los alrededores?
Si bien es cierto que la belleza de Gulpiyuri es un atractivo suficiente para apreciar y disfrutar, es posible que el plan de su visita se quede algo corto, principalmente, si solo se acude a este arenal para observar y no para pasar el día. Por lo tanto, aquí van una serie de recomendaciones que puedes tomar de referencia para visitar los alrededores y la zona.
En primer lugar, se puede acudir a Llanes que se encuentra a tan solo 14 kilómetros. Allí, se podrá disfrutar de su rica gastronomía, oferta de ocio, cultura, turismo o su casco histórico absolutamente asombroso. Si hay una mayor preferencia por los destinos más naturales o paisajísticos y, tal vez, menos urbanos hay una gran variedad de miradores cercanos, rutas, senderos u otras playas como la de Borizu, Andrín o la de Poo.
No mucho más lejos que Llanes, se encuentra Ribadesella, que se sitúa a unos 21 kilómetros de la Playa de Gulpiyuri. Esta localidad se trata de una ciudad costera espectacular llena de vida, patrimonio paisajístico y obras de gran valor histórico y artístico como las cuevas de Tito Bustillo). Además, existe la posibilidad de disfrutar de numerosas actividades, eventos, fiestas regionales y una deliciosa tradición culinaria.
En definitiva, la Playa de Gulpiyuri es un auténtico oasis donde se respira paz, armonía y belleza a partes iguales, ¿te vas a perder el lujo de visitarla?
